Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Quedó ayer en la tertulia pendiente de juicio la malograda reclamación que plantearon en su día al Ejército del Aire algunos propietarios o herederos de tierras expropiadas a la fuerza (precio ridículo, causa belli) en La Virgen del Camino; alojarían en ellas residencias militares familiares y otras logísticas requeridas por el «campo de aviación» (y su academia de suboficiales). La razón esgrimida era incontestable: el objeto de la expropiación jamás se ejecutó en lo mayor del gran solar y así pasaron décadas en baldío hasta acabar cediéndose una buena parte al Aero Club de León (lo de Aero les franqueó; y los militares, socios gratis) para piscinas e instalaciones recreativas, naturalmente privadas... «aunque viven en la capital, son los ricos del pueblo», me dice un lugareño «virginiano» (¿cómo se llaman, si no, los nacidos en La Virgen del Camino?, ¿caminantes?).

Todavía quedan ahí baldíos y ahora el Ejército venderá dos parcelas por las que sacará no menos de un millón de euracos. En la tertulia se planteó que parte de esa ganancia les correspondería por derecho o por piedad compensatoria a los propietarios expropiados por dos ruines pesetejas o, en su ausencia, al pueblo virginiano.

Así las cosas, pudimos recurrir a Salomón Turcia, que fue catedrático de Civil en Salamanca y tiene nuera leonesa que le trae a veces por aquí; es un reputado experto en laudos y le llaman para no pocos asuntos graves. Le expusimos pormenorizadamente el caso, reflexionó un minuto y dictó:

«Considerada legítimamente reversible la propiedad tras viciarse su expropiación forzosa no justificada al fin, y siendo hoy gravosa dicha reversión...

DICTO que la tal sociedad recreativa que logró de bóbilis la fincorra que goza en exclusiva, junto al ministerio que ahora vende parcelas, paguen en adelante la música y convite en la fiesta patronal como siempre hizo en su pueblo el leonés próspero y el rico decente, obligándose además a abrir al público sus instalaciones un día al año en copiosa jornada de confraternidad... y a la autoridad se deja el fijar este laudo como de obligado cumplimiento».

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