CORNADA DE LOBO
Sánchez Drogao
Con ingenio barato y repudiable se me ocurrió un día errarle el apellido con malicia a Fernando Sánchez Dragó llamándole Sánchez Drogao (FSD) al entender que así explicaría mejor la desconcertante, provocativa y vehemente soltura intelectual de este robusto animal sin collar... contradictorio, anarcoide, fachista cara revista y una lista interminable de malos adjetivos que sus enemigos alargan generosamente, sobre todo los que un día fueron amigos... o admiradores... o sólo lectores pasmaos ante su catarata erudita y dislocada.
Alguno tiene razones fundadas para esa tirria, pero ante Sánchez Dragó lo que generalmente late es envidia gocha, muy gocha, porque asegura follar mejor con 80 que con 20 (años, se entiende). Eso en España corroe; y más aún, permitirse el lujo de zurriagar a diestra y siniestra... o a él mismo cuando se queda en calzoncillos creyendo sentir lo que es quedarse en bragas.
Ni que decir tengo que me caen simpáticas no pocas caras de este poliedro; las antipáticas las eludo o hasta disculpo, quizá tenga derecho a ellas.
A Dragó le tendrá bien seguido el lector de este Diario por llegarle acompañado de El Mundo donde frecuenta su firma con espadeo de molino este soriano sobrino de Dionisios y de Acracia Vulpercia, aunque una rama abuela le viene de Francia... como en la copla de la Dominga... y es que a no pocos les ha sabido a «chúpame la minga» su último artículo, cumpliendo sus 81 años, en el que hace apostasía pública de su condición de español y reclama la atención del embajador francés en esta corte para que se le conceda asilo, nacionalidad... y ahí añoró a Pepe Botella (un gran rey, dice) y lamentó que España ganara la guerra de Independencia perdiendo así un siglo, el norte y el futuro. Normal que despidiera el artículo con un entusiasta ¡Vive la France!, algo sobreactuado, eso sí, pues por lo mismo FSD puede cagarse mañana en la grandeur gabacha y le sobrarían razones. Lo catalán le desquició del todo y deserta. Triste y furioso se acoge a otra bandera (pa ti tendrás), aunque no se entiende tanto cabreo en alguien que folla tanto.