CORNADA DE LOBO
Echado a perder
Más largo que un invierno sin lumbre... y más letal que una cuaresma sin agua.
Así tendremos que medir la talla de la desavenencia que, a cada día que pasa, crece y se maquilla de eterna entre catalanes y españoles... desavenencia y calentamiento global de la doctrina, congelación de la sonrisa y este radical cambio climático en las relaciones que nos traerá anegamientos al alma y sequías a la entendedera durante dos o tres generaciones, pues todos los protagonistas o testigos de estos «episodios nacionales» ya tienen un relato personal, épico y tremendo que, hasta que mueran, retransmitirán a la tropa familiar en las amorosas sobrecenas de cada Navidad; y lo harán emocionados, transidos de orgullo al repetir cada detalle de la batalla... y su moraleja final: Puta España, ni perdón ni olvido... y acabará el abuelo su relato con un mandato: «Tomad y contad todos de él en conmemoración mía».
Un invierno sin lumbre.
Una cuaresma sin agua.
¿Cuánto tiempo ha de pasar hasta que se olvide la batalla y se petrifique la hiel en esas nochebuenas?...
Para que resumiera todo esto (lo que está pasando, los secretos encuentros negociadores que nadie nos cuenta y los desencuentros públicos que ostentóreamente nos escenifican ante la galería atiborrada) le dio Peláez un euro al de la bandurria y se arrancó por «agua, azucarillos y aguardiente» cantando aquel gorgorito infantil del «¡tanta bandera al viento, tanta parola! y el puchero a la lumbre con agua sola... acitrón, tira del cordón, si vas a Valencia, ¿dónde vas tú, amor mío, sin mi licencia?»... «pues a trasladar la empresa y a buscar clemencia», dijo el eco.
Cuánto tiempo echado a perder. Y aún más el que echaremos. Las heridas son profundas; las humillaciones, gigantes; y la razón, chiquita.
Mañana huele a Viernes de Dolores; dolores de parto republicano; parirán las calles su grito mordedor; parirán los políticos sus últimas ocurrencias, parirán las montañas su ratón y parirá la prensa de trinchera su hostia como hogaza logrando que todos comulguemos... y nos pongamos a parir.