Atarse los machos

Echó un pulso y lo ganó. León, aunque sea por sólo 71 votos, ha demostrado a Ferraz que las advertencias pueden volverse en contra y que ganar ‘por los pelos’ también es ganar. Es lo que tenemos los de pueblo, que nos revolvemos cuando nos acorralan. Esta semana se elegirán delegados y a ver qué pasa, sobre todo en León y San Andrés. Lo siento por José Antonio Díez (últimamente soy un constante deja vu) pero ha jugado mal sus cartas. No se puede ser en política sin estar dispuesto a quemar las naves. A veces perder es la única manera de ganar. Él pudo haber disparado con pólvora del rey y prefirió usar su artillería. La política es el juego de los disimulos y si vas a cara descubierta, la pierdes. Que le pregunten si no a María Eugenia Gancedo, que se ha extraviado tantas veces en su municipio que el domingo debió pensar que ya todo daba igual. ‘Para lo que me queda en el convento…’

¿Y el candidato estrella? No se sabe qué fue de él. Puede que no haya existido más allá de las cavilaciones de Tudanca y Sánchez, que sea tan sólo el avatar de un cerebro cibernético, con su camisa blanca y su canesú. De hecho, me recuerda a aquel hit del socialismo, Amy Martín, que iba para cerebro de la era digital y se quedó en un simple fraude marital.

Diego dio la enhorabuena a Cendón, hizo mutis y desapareció. Cada uno vale lo que vale, pero incluso el candidato a jefe de la comunidad de vecinos sabe que la vida es una derrota tras otra hasta el fracaso final. El tipo, Diego, es lo último que puedes perder en política.

Dicen que el congreso dejará las fuerzas repartidas en un cómodo 60-40. Cuidado con el entusiasmo. A veces es mejor dejar al enemigo moribundo y no rematarlo; a veces es la manera de ganar lealtades para siempre. Suerte al ganador, al que no le será fácil igualar la gesta de Celestino Rodríguez, ahora con más tiempo que nunca para trabajar en las Cortes. Yo, de Tudanca, me ataría los machos, o me los desataría. Ya, total...