Diario de León
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pEDRO TRAPIELLO
León

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Maldita Jerusalén... y maldita la Trump-eta de Gedeón... malditos los lobbys del dinero y malditos los depósitos de armas... Jerusalén, Jerusalén... hija de tres dioses distintos y con espada los tres, hija de tres credos excluyentes y de ninguno a la vez, hermana de cualquier mesías, nieta de cualquier profeta... y la prima ramera que hay en toda buena familia.

Sócrates maldiciendo es un poeta, pero hay quien le supera, véase:

Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a quienes te son enviados. Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos bajo las alas; y no quisiste. He aquí que vuestra casa os es dejada desierta.

Esto es maldecir, sí señor, Señor, y hacer que una ciudad se seque como quien seca una higuera. Se ve que el de Nazaret no tenía una buena semana, no (era la última). Ya el lunes se le vio así cuando, teniendo hambre, buscó higos en una higuera frondosa y, al no encontrar ni uno, la fulminó: ¡ya no darás higos para nadie!. A la mañana siguiente, viendo el belicoso espadista Pedro que la higuera estaba achicharrada, se lo indicó asombrado al Maestro, seguramente envidiando tanta facilidad fulminante, pues Jesús le dice que si tuviera fe de verdad podría hacer cosas como esa e incluso decirle al monte de los Olivos «tírate al mar», porque se tira.

Jerusalén otra vez. Intifada en la calle. Hondas contra Israel para que pruebe la medicina que David recetó a Goliat. Y puesto que Trump se les ha vestido de Gedeón (Destructor, en hebreo), los pueblos árabes (¿madianitas?) quieren meterle por el culo su cántaro, su antorcha y su cuerno tonante.

Se sopla la hoguera del odio, se avivan las brasas y se esparcen... Jerusalén, Jerusalén, ciudad de triples reojos, ¿quién se fía de nadie?... hasta el obispo de Roma ha debido de mirar a Trump como Cristo miró a la higuera.

¿Una ciudad judía, cristiana y mora a la vez?... ahí los dioses no duermen, velan armas, malo... sólo Roma vió la única solución: destrúyase Jerusalén, hágase solar, polvo su templo... fue el año 70... buena maldición la de Jesús.

Y también es una maldición que sus habitantes se llamen jerosolimitanos.

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