la última del diario
Indemnizadas al ser grabadas robando
El Tribunal de Derechos Humanos sentencia que se vulneró su intimidad.
Lucía Palacios | madrid
Fueron despedidas por un hecho que, sin lugar a dudas, es delictivo: robar. Pero lo que es discutible es la forma en que se consiguieron las pruebas del delito: mediante grabaciones ocultas. Así lo considera el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) en la sentencia hecha pública este martes. El fallo condena a España a indemnizar con 4.000 euros a cada una de las cinco cajeras de un supermercado de Barcelona que fueron despedidas por estos hechos al estimar que el Estado no protegió su derecho a la intimidad, así como tendrá que abonarlas entre 500 y 568,86 euros por los gastos y costas del juicio. Eso sí, Estrasburgo estima que sí recibieron un juicio «justo» ya que las filmaciones no fueron la única prueba en la que se basaron los tribunales nacionales y considera, por tanto, que los despidos son procedentes.
Los hechos se remontan a junio de 2009, cuando Isabel López Ribalda, María Angeles Gancedo Giménez, María del Carmen Ramos Busquets, Pilar Saborido Apresa y Carmen Isabel Pozo Barroso trabajaban como cajeras en M. S. A., una cadena familiar de supermercados de Barcelona, en las que se instalaron cámaras de videovigilancia para investigar posibles robos después de que el gerente de la tienda detectara irregularidades entre los niveles de existencias y lo que realmente se vendía a diario. La empresa informó a sus trabajadores de que iban a colocar cámaras por sospechar de que se estuvieran cometiendo hurtos, pero les ocultó la presencia de cámaras no visibles que instalaron ante la sospecha de que fueran los propios empleados los que podían estar implicados en este delito. Y precisamente fueron estas últimas quienes las grabaron ‘con las manos en la masa’, ya que estas cinco trabajadoras «nunca fueron conscientes de que estaban siendo filmadas», según recoge la sentencia.
Todos los trabajadores sospechosos de robo fueron llamados a reuniones individuales donde se les mostraron los vídeos en los que las cinco demandantes fueron ‘pilladas’ ayudando a clientes y a otros compañeros de trabajo a robar artículos y robándolos ellas mismas. Las cinco dependientas admitieron su participación en los hurtos y fueron despedidas por motivos disciplinarios.