El Peregrino, el símbolo del amor trágico

El desgaste de su rodilla derecha muestra el punto en el que más se apoyan los turistas y peregrinos. La escultura de Joaquín Vázquez de Acuña escucha todos los días peticiones de amor, «algunos trágicos», explica Alfonso García. Sentado, cansado y con los pies doloridos, el peregrino reposa su cabeza y escucha promesas de amor eterno, esas que se viven en el Camino de Santiago y que, en la mayoría de las ocasiones, se quedan en la ruta. «Se ha convertido en el símbolo del encuentro» de obligada visita para reconfortar las historias de amantes.