CORNADA DE LOBO
Por detrás
Tenemos noticias chorrísimas cada día para no tener que hablar necesariamente de la matraca catalana y eso se agradece infinito. ¿Quién puede negarse, por ejemplo, a darle un eco al notición proporcionado por la actriz Gwyneth Paltrow al aconsejar a todo el mundo desde su cátedra influyente y digital las enormes ventajas para la salud que proporciona tomar un carísimo café que ella indica, pero con la particularidad de que hay que tomárselo por el culo?
Seguramente el lector ya oyó repiques de este sorprendente consejo y también la réplica escéptica o contraria de expertos y médicos aún en shock por recomendarse esta práctica en casos de cáncer.
Pero nada nuevo hay bajo el sol y menos en este tiempo de ladrones que no dejan de hurgar en el arcón de lo viejo demodé o de la historia remodé para plagiar remedios o inventar patrias; y así resulta que los enemas de café ya eran conocidos en 1800 por su efecto salutífero, dato que añaden a su argumentario los que impulsan esta práctica (vender milagros siempre resultó rentable y muy aplaudido por el vulgo).
La Paltrow no deja de descubrir exotismos y, entre otras cosas, recomienda a sus seguidoras gastar 66$ en huevos de jade que se insertan en la vagina «para cultivar la energía sexual», o un spray de palo santo para «desterrar espíritus malignos» a 25$, o un repelente para «vampiros mentales» a 28$... sin contar su reciente hallazgo de la sexualidad anal que, con un insólito entusiasmo de niño con zapatos nuevos, no deja de recomendar vivamente a todas (¿y todos?), aunque se ignora si tomar café por ahí tiene relación necesaria con esto último (por tomarse algo, digo, lo mismo que «después de» muchos se fuman un cigarrillo).
Tiene de positivo la noticia que aquel grosero decirle a alguien, aun mereciéndolo, «que te den pol culo sopas» podrá cambiarse hoy por un «que te den pol culo café» en la seguridad de que, sabiéndose sus beneficios, no le quedará otro remedio al interpelado que agradecer tan buen deseo, aunque si no conoce la cosa es probable que te diga que te metas tú un puchdemón.