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Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Mientras haya crédulos, habrá predicadores. Mientras haya predicadores, los habrá de dos clases, pacatos y belicistas. Mientras haya dos clases de predicadores, habrá dioses quietos y dioses guerreros. Mientras haya dioses guerreros, habrá negocio de armas. Mientras haya negocio de armas, habrá ganas de robarle al otro. Mientras haya ganas de robarle al otro, habrá bancos para guardar el botín. Mientras haya botines (y santanderes), habrá más inversión en el negocio más rentable del mundo, el armamento (pescadilla que se muerde la cola). Mientras haya negocio armamentístico, habrá dinero para pagar a predicadores por el derecho a las armas. Mientras haya predicadores de armas (Asociación del Rifle, por ejemplo), habrá muchos fieles que les sigan. Mientras haya muchos fieles, habrá incluso abuelas comprando armas y en cada casa sobrarán. Mientras haya armas en cada casa, habrá guajes tarados o nihilistas que las utilizarán en algún instituto. Mientras haya masacres en algún instituto, habrá nuevas medidas de seguridad para todos los centros educativos (dígase todos-todos). Mientras haya nuevas medidas de seguridad para todos los centros, habrá empresas de seguridad (aquí pon Eulen, por ejemplo) que multiplicarán por cien sus golosos contratos con el Estado o administraciones públicas y privadas. Mientras haya empresas de seguridad en centros educativos públicos y privados (casi 30.000 en España), habrá empleo para los nuevos seguratas (pon 60.000, dos turnos por garita, qué menos). Mientras haya 60.000 nuevos seguratas, habrá gobiernos que lo presentarán como un logro contra el desempleo. Mientras haya gobiernos que arreglen así el paro (paga el Estado), habrá que comprar 30.000 arcos de seguridad. Mientras hayan de comprarse arcos, crecerá la industria del ramo, se contratará algún obrerío y el gobierno sacará aún más pecho y cipo... de modo que ya se está tardando en alentar un tiroteo en alguna escuela para que la pescadilla se muerda la cola... y si la pescadilla pierde la c -el anzuelo-, a temblar, pesadilla.