Los mitos de las altas capacidades
108 menores de León tienen el diagnóstico de ‘alta capacidad’, el 78% varones. Las mujeres siguen invisibles. La Asociación Leonesa de Altas Capacidades reclama apoyos curriculares en las aulas para reducir el 70% de fracaso escolar que sufren en entornos desmotivadores
«Pues a mí no me lo parece». Esa es la respuesta que la mayoría de los profesores dan a las familias cuando acuden al centro educativo con un certificado de ‘alta capacidad’ de sus hijos, un diagnóstico que tienen 108 menores en la provincia de León, el 78% varones. «Las niñas son más invisibles. Están sometidas a la presión para encajar», asegura la presidenta de la Asociación Leonesa de Altas Capacidades, Susana Morán. En el registro de la Junta de Castilla y León están inscritos como alumnos con altas capacidades 1 niño de segundo ciclo de Educación Infantil, 61 de Educación Primaria (46 niños), 34 de ESO (25 varones), y 12 de Bachillerato (seis varones).
La razón está en un error de interpretación. El profesorado, al igual que el resto de la sociedad, asocia la alta capacidad al alto rendimiento académico, a genios que no necesitan ayuda. Nada más lejos de la realidad. «Los maestros no están formados, por eso cuestionan el diagnóstico», asegura Martín, madre de un niño de siete años diagnosticado de alta capacidad. «Cuando en el colegio estaban con el la, le, li, lo, lu él ya leía en casa Los viajes de Gulliver». Sin embargo, las estadísticas hablan de entre un 50% y un 70% de fracaso escolar «por una no adecuada atención en las aulas, que conduce al fracaso. La escuela, tal y como está planteada, no tiene en cuenta sus necesidades, por eso surgen los problemas». Y los problemas surgen, según el último Informe Nacional sobre la Educación de los Superdotados, porque hay un infradiagnóstico, los criterios de identificación varían según las comunidades autónomas, y ninguna cumple con la Ley de Educación en vigor, que en su artículo 76 especifica que «corresponde a las administraciones educativas adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con altas capacidades intelectuales y valorar de forma temprana sus necesidades. Asimismo, les corresponde adoptar planes de actuación, así como programas de enriquecimiento curricular adecuados a dichas necesidades, que permitan al alumnado desarrollar al máximo sus capacidades». Castilla y León sólo tiene identificado al 0,17% de los alumnos escolarizados (611 menores) con altas capacidades, cuando el objetivo nacional es alcanzar el 2%.
Según las estadísticas del Ministerio de Educación Cultura y Deporte a finales del curso 2015/2016 sólo había identificados 23.741 alumnos de altas capacidades en toda España, de los 8.113.239 alumnos en total escolarizados en nuestro país, lo que representa un porcentaje de apenas el 0,29 % del total. Esto supone que 138.517 estudiantes superdotados están escolarizados en nuestro país y no están recibiendo educación específica, con lo que, muy posiblemente, un 50% de estos alumnos estarían engrosando las cifras de fracaso escolar según los estudios del propio Ministerio.
«El sistema educativo no les da el ambiente que necesitan y se ven limitados con lo que se consigue el efecto rebote. Es como una profecía autocumplida», asegura Carmen García, vocal de la asociación y madre de un niño de 6 años con altas capacidades. El diagnóstico llegó tras la consulta con el psicopedagogo. «No sabíamos que le pasaba, tenía pesadillas, lloraba por todo, no tenía ganas de nada y se mostraba muy sensible». Tras pasar por varios test le dieron el informe. Los menores se someten a varios ítems que valoran la precocidad intelectual, el talento simple, múltiple o complejo y la superdotación intelectual. No todo depende del cociente intelectual, pero todos los diagnosticados en Castilla y León tienen que superar los 130.
«El sistema limita a nuestros hijos. Para que desarrollen sus altas capacidades tienen que estar en el entorno adecuado. La Junta tiene en sus registros a 108 menores pero ¿qué hace con ellos? ¿para qué llevo yo a mi hijo a clase si no aprende nada?. La normativa que la Junta de Castilla y León redactó en el año 2010 nos ampara pero el informe con el diagnóstico de alta capacidad es papel mojado. Pedimos que se cumpla la normativa».
Las familias piden equidad. «La igualdad no es justa, lo que es justo es la equidad», aseguran y defienden que no es una utopía «hay gente que lo hace en las aulas y funciona», asegura. El éxito pasa por sacar a los menores de la zona de confort para que se superen. «Yo no quiero que mi hijo saque 10 en las asignaturas, quiero que aprenda, y el sistema público de enseñanza no le da las herramientas».