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Una habitación con vistas a la vida

Se buscan familias de acogida. Treinta y dos niños y niñas, once más que el año pasado, esperan en León una familia de acogida. Son menores que mantienen el vínculo con sus familias biológicas pero por diversas razones no pueden convivir en sus hogares o con la familia extensa. El acogimiento familiar es una forma de cuidado alternativo a los centros de protección de menores del que se benefician 79 niños y niñas leoneses que viven en 53 familias, que van desde la tradicional con hijos a monoparentales, como David

David empezó hace doce años en el programa de acogimiento y repite. MARCIANO PÉREZ

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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David acaba de cumplir 12 años como ‘padre’ de acogida. Cuando empezó en el programa que Cruz Roja Española gestiona para la Junta de Castilla y León compartía su vida con una pareja. Ahora son una familia monoparental con un hijo biológico y dos jóvenes en acogida, una adolescente que acaba de llegar a casa y Eva, que ya cumplió los 18 años, y ha crecido a su lado.

David y su pareja conocían el acogimiento familiar a través de un hermano y decidieron embarcarse en la aventura. En aquel entonces no había nacido Nico, su hijo. Se pusieron en contacto con Cruz Roja Española de León y después de pasar el proceso de selección y participar en un curso de formación, llegó Eva.

La niña acababa de cumplir siete años y había pasado por un centro de menores y otra familia. El primer contacto no fue fácil. Nunca lo es. Eva estaba en primero de Primaria. Hoy es universitaria, el primer caso entre los centenares de niños y niñas que han pasado por el programa desde que se puso en marcha hace 25 años.

«Crecer en una familia es un derecho que tienen todos los niños y niñas», señalan Cruz Roja y la Gerencia de Servicios Sociales. Sin embargo, diversas circunstancias que van desde el incumplimiento de las obligaciones de crianza a incluso la enfermedad obligan a la administración a intervenir y a buscar un recurso para atender a los menores en situación de desamparo.

En los últimos diez años, los niños y niñas que llegan al sistema de atención y protección se ha duplicado en la Comunidad y también en la provincia. Según datos de Protección a la Infancia de la Junta, en se ha pasado de 4.408 casos en 2007 a 8.688 en 2016 en la Comunidad y de 774 a 1.508 en León.

La Junta apoya a cerca de un millar de familias en la provincia, tutela a 395 menores y protege a otro medio millar. El acogimiento en familia ajena es una de las medidas alternativas de protección que la Junta de Castilla y León puso en marcha en 1992 con Cruz Roja como entidad responsable de la selección, formación y seguimiento de las familias.

León fue una de las seis provincias en las que se inició el programa. Aquel año un total de 25 niñas y niñas y cerca de 40 familias estrenaron esta modalidad que proporciona a los menores «una habitación, cariño y un referente familiar», como apunta David. Al año siguiente, León ya tiene siete casos de acogimientos especializados, niños y niñas con especiales dificultades para encontrar un hogar por cuestiones de discapacidad, conducta o enfermedad.

Han pasado 26 años desde el primer acogimiento en León. En 2017, un total de 79 niñas y niños leoneses como Eva estaban acogidos en familias ajenas. Muchas de ellas tienen más de un menor en acogida, bien porque se trata de hermanos, bien porque optan por dar cabida en su hogar a más de un menor.

Hay 32 que esperan encontrar esa familia que quiera darles habitación, cariño y un norte para sus vidas que, a veces, pese a la corta edad, está llena de tumbos. Son once niños y niñas más que los 21 que había el año anterior.

El presidente autonómico de Cruz Roja, José Varela, hizo un llamamiento a la solidaridad de para aumentar el grupo de familias disponibles durante la presentación del balance de 2017. En Castilla y León hay 271 acogimientos vigentes, 93 niños y niñas en espera y 596 familias mostraron interés por el programa. Pero aún no es suficiente.

Son menores que mantienen vínculos con la familia de origen, a través de contactos o de visitas. Las familias acogedoras tienen que tener muy claro que no son adopciones. Es una de las primeras cosas que se dicen a quienes se presentan al programa.

No es una adopción

Otra cosa es la relación que establecerán familia y menor a lo largo del tiempo. «Sabemos que son niños que tienen padre y madre, no somos padres adoptivos», explica David. Los niños también. Eva lo sabía. Otra cosa es lo que se siente.

Primero fue la llegada de Nico, el hijo de la pareja, cuando ella tenía diez años. Como hubiera pasado en cualquier familia, el bebé produjo cierto desasosiego en Eva, pero enseguida se dio cuenta de que para ella nada cambiaba. Fue al llegar a la adolescencia cuando empezaron a surgir las interrogantes.

Tanto las familias como los menores cuentan con apoyo especializado y un teléfono al que puede llamar las 24 horas todos los días del año. El psicólogo experto en acogimientos Miguel Ángel González Castañón da soporte a este colectivo que es tan heterógeneo como los niños y las niñas que acogen. Hay desde familias monoparentales, como es el caso de David, hasta las tradicionales.

La duración de los acogimientos es muy variable. No hay muchos casos como el de Eva, con doce años de permanencia en el hogar. Depende de cada caso y puede ser menor cuando uno de los objetivos de su programa vital es la reunificación con la familia de origen.

Dure lo que dure, el objetivo es el mismo, dar un hogar a los menores. Una de las herramientas con las que trabajan en los acogimientos es el libro de vida, que ayuda a los menores a fijar su identidad e integrar las vivencias a las que se han enfrentado. Muchas veces, cuando llegan a la edad de la emancipación retornan a sus casas o se convierten en un punto de apoyo de sus padres o madres.

Cruz Roja de León busca personas «con ganas e ilusión de poder ofrecer su familia y su vida a niños y niñas que están en situación de necesidad y tienen derecho a ser atendidos», apunta Camino Sanz.

En el proceso de selección se valora «qué es lo que la familia trae y qué se puede incorporar». Se realiza una entrevista informativa, se ofrece formación, se valoran capacidades y habilidades de la familia y necesidades de los menores candidatos y, si todo va bien, se realiza el acogimiento.

Las familias de acogida reciben una compensación económica de 11 a 14 euros diarios para manutención y gastos corrientes y 300 euros para los extraordinarios. Cuando se trata de acogimientos especializados, que implican mayores dificultades existe una compensación de 250 euros.

El motor es la solidaridad. El programa tiene la opción, aún poco explotada, del acogimiento parcial para fines de semana o vacaciones. «Todos andamos asfixiados pero al final te das cuenta de que no abandonas cosas, compartes o haces otras», dice David.