La mala memoria

Quemando la memoria se hacen humo las deudas... y enterrándola, se pudren.

Sócrates cree que quizá sea esto lo que esperan quienes se niegan a remover cunetas y zanjones por si salen muertos con memoria intacta por haber sido mal matados y peor enterrados... piensa que sólo es miedo a que esos restos guarden cada señal del crimen igual que los huesos de Atapuerca revelan 400.000 años después que eran caníbales sus pobladores, tatarabuelos nuestros... y cree que hay todavía necios que no quieren entender como crímenes unos asesinatos que fueron premeditados, sin juicio ni sentencia, alevosos... gente llevada en camionetas con nocturnidad, burla y saña junto algún camino orillado o a pie de monte, acribillados a balazos como perros sin mínima dignidad militar siquiera, fusilamiento que sólo era pistoletazo en la nuca o ametrallamiento salvaje... con el odio haciendo fiesta... fusileros «camisas viejas» que después volvían a casa con el orgullito del deber cumplido y absolviendo su cobardía en el ardor de la manada que voceaba, reía... y a por medalla, empleo o a subir en el escalafón... aquí cita siempre al cruel pelotón de Valderas que venía rutinario a San Marcos para llevarse presos a pasear en Cantamilanos, Villarroquel, Joarilla... y cuyo jefe se hizo una vez un collar de alambre con orejas de los asesinados, qué risas.

Sócrates luce crudeza en este relato que, por una razón concreta, le resucita siempre por estas fechas al confirmar con gran pena que las heridas de esa guerra ni están cerradas ni las trincheras dejan de escupir venablos y rencores... y es que también a Sócrates le fusilaron un Martes Santo a un abuelo y a dos tíos maternos sólo por haber sido miembros de un sindicato agrario católico en Teruel... aquella milicia republicana procedió como si fuera de Valderas... pero su familia recuperó al poco sus cuerpos, se les hizo entierro solemne, figuraron sus nombres en la cruz de los caídos, les dieron pensiones y descansaron en paz... por eso ve inconcebible que muchos muertos aún descansen en guerra... una guerra que para ellos todavía no terminó.