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Ángeles Rodríguez, oriunda de Tabasco (México) y afincada en León desde hace cuatro años. se pone frente al reto de transformarse en Cervantes. JESÚS F, SALVADORES

León

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Meterse en la piel de Miguel de Cervantes, el escritor más universal de la literatura española, exige una hora y pico delante del espejo y usar los pinceles con mucho tino. Echarse encima rayas negras para marcar el tiempo en la cara y el vello en las cejas, hacer nacer las canas de un bote de spray insoportable para las vías respiratorias y colocarse un bigote y una barba grises tirando a blanco.

Hay que poner. «Nosotras que vivimos quitando...», comenta Ángeles Rodríguez Bastarmérito mientras marca sus cejas y apunta que entre éstas y la nariz se encuentra la parte más femenina de la cara que tranforma en masculina. Maquillaje, sí. Y alma y talento. Parece sencillo, o lo pone fácil esta actriz nacida en Tabasco (Juárez. México) y afincada en León, que será la primera mujer en el mundo en interpretar a Cervantes.

Un escritor que a sus 69 años y fuera del tiempo que le tocó vivir se va a someter a una entrevista escenificada que le hará el periodista y también escritor, además de gestor cultural, Eduardo Aguirre, que se interpretará a sí mismo en la medida en que pueda desprenderese de su parecido con Puigdemont.

Con el sagrado público por testigo, Aguirre interrogará «al escritor sobre aspectos esenciales de su biografía y éste, a su vez, le pregunta a él acerca de algunos de los problemas actuales que padece España, como el separatismo o la falta de ilusiones colectivas», desvela. Y hasta ahí se puede leer...

El estreno está previsto para mayo en el Palacio del Conde Luna, en la semana de la Feria del Libro con la colaboración de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de León y se pretende exportar a otras ciudades de Castilla y León. Es el resultado de varios años de trabajo en los que Aguirre explora el humor cervantino y su alto contenido en ternura y compasión.

La transformación en Cervantes no es solamente un hecho físico. Hay un proceso interior que ha supuesto a la actriz sumergirse en la vida del escritor, desde una infancia dolorosa hasta una edad adulta marcada por el esfuerzo, la creatividad y el valor. Y por muchos contratiempos, empezando por los económicos y terminando por los físicos, con la lesión que sufre en la batalla de Lepanto, aunque sea falso que Cervantes fuera manco.

Meterse en la piel de Cervantes sin tener un retrato auténtico, porque el que cuelga en la Real Academia es una recreación del siglo XIX, es «un reto interpretativo», apunta Ángeles Rodríguez. No hay nada que a esta actriz, que se le ponga por delante: «A lo largo de la historia hay numerosos personajes travestidos: hombres que hicieron de mujer porque a ellas no les estaba permitido actuar en determinadas épocas o mujeres que se disfrazaron de hombres para llegar a espacios prohibidos». «El teatro contemporáneo trasciende a los géneros», añade.

humor y ternura

La reflexión sobre lo ilimitado de la interpretación va más allá: «Si un actor o actriz pueden interpretar a un tetrapléjico sin serlo, a un gordo sin serlo o un perro...» de la misma manera una mujer puede interpretar a Cervantes sin ser hombre, ni pretender que el escritor fuera homosexual como pretende una corriente italiana a la que el cervantismo oficial no da crédito alguno.

Eduardo Aguirre explica que la elección de una actriz para el proyecto obedece a que «he considerado que era una mujer la que podía dar ese toque de humor y alejar al Cervantes circunspecto». Apunta el autor de Al trasluz, columna con la que se asoma dos veces por semana a las páginas del Diario de León, que los conceptos masculino y femenino «son mortales». No pretende coquetear con el feminismo, sino escarbar en la feminidad de un personaje que trasciende el tiempo y los géneros a través de su obra literaria.

Actriz, directora teatral, declamadora y docente son los títulos que avalan al futuro Cervantes. Si el escritor fue recaudador de impuestos, su alter ego femenino se licenció en Administración de Empresas. Ángeles Rodríguez ha ejercido como profesora en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (2000-2014). fue secretaria de Cultura, Teatro y Deportes y directora de una casa museo, así como fundadora de la Compañía de Teatro Celestino Gorostiza y directora fundadora de la de la UJATC. Más de 50 obras y recitales en escena.

«Las líneas negras transforman la nariz», apunta Ángeles Rodríguez. Si el pincel se tuerce en este punto el proceso de caracterización puede incluso beneficiarse. «Las actrices siempre estamos esperando la oportunidad de que te ofrezcan este tipo de personajes que te permitan crear», señala mientras avanza el proceso de transformación. «Estoy enamorada de Cervantes, de tanto conocerlo por dentro. Lo mismo me pasó con la reina Juana la Loca, Juanita para mí, que se convirtió en alguien de mi familia», apostilla.

La transformación supone caminar por las interioridades del personaje y «completarlo con tu propia experiencia de vida». Ser mujer no es una traba, asegura Ángeles Rodríguez. «No soy una mujer, soy una actriz y lo mismo puedo representar a una mujer, un hombre o un perro», subraya. Porque «en el teatro se ensaya la vida», apostilla Martín Castaño, asesor artístico y compañero de vida.

El proceso siempre es el mismo: «Hay que conocer al personaje y meterse en su piel y sus emociones». A partir de ahí se produce la «maravilla del teatro» que no es otra cosa, añade, que «el descubrimiento humano».

Con Cervantes le pasó como con todos. «Casi partes de la ignorancia, porque creemos que conocemos a Cervantes pero en realidad conocemos al Quijote». Y se le confude muy fácilmente con el personaje más universal de la literatura occidental. «Creemos que era manco y no es cierto, aunque tiene una lesión en la mano» por la guerra.

«Voy a empezar con lo apestoso», avisa la actriz mientras mira con cara de pocas ganas el bote de spray que tiñe de canas su cabellera y sus cejas. Luego el bigote y la barba. A estas alturas de la transformación Cervantes ya ronda los 69 años, una edad muy próxima a su muerte.

Nació el insigne escritor en Alcalá de Henares un 29 de septiembre de 1547, día de San Miguel, y falleció el 22 de abril de 1616 en Madrid. «El enigma de Cervantes tiene que ver con su vida. ¿Por qué alguien que pasó tantas desgracias escribió la obra maestra universal del humor?», sostiene Aguirre.

Una selfie con cervantes

En la entrevista escenificada el periodista querrá una selfie de Cervantes con su original invento, la máquina de detectar falsos lectores de El Quijote. La respuesta es una de las sorpresas del proyecto que traslada al siglo XXI el espíritu cervantino a través de la actriz Ángeles Rodríguez. Cervantes, asegura Aguirre, «es el autor al que cualquier periodista o escritor quisiera entrevistar… si ha leído el Quijote». Claro. No todo el mundo, ni siquiera periodistas, pueden presumir de haber leído El Quijote, la Biblia de la literatura. Ni todo el mundo puede decir que ha visto a Cervantes saliendo de los camerinos del Auditorio Ciudad de León y andando con cierta dificultad por el peso de su panza, sin ser Sancho Panza, y de la edad. «¡Aguirreeee!», grita. Su voz se pierde en el pasillo. Hasta que se abra el telón. ¡Mucha mierda!