Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Nunca hubiéramos imaginado que un rutinario raspe familiar a la salida de misa pudiera convertirse en razón de estado desatando tanto reguero de tinta y este inacabable voltear froilanas de bronce en las tertulias de campanario. Cierto que no es una familia más al tener testas coronadas por duplicado, pero en cuestión de tirrias, celos y puyazos es como todas las demás: la suegra es mucha suegra, la nuera es muy nuera... y las cuñadas, odiosas... ¡familia!...

Puestos a elegir esposa entre las caras del telediario, media España cree hoy que Felipe Sexto (nada que ver con Camilo) no debió precipitarse con aquella asturianina galana de carácter decidido, debiendo esperar a escoger a Sara Carbonero, más modosa en sus malos humos y con más ojazos y presencia. Pero el ansia es el ansia y el rey «nuestro señor» acabará como tantísimos diciendo lo que don Pepón: «¿mi mujer?... curiosa, trabajadora y limpia como la que más... pero gobernanta y repugnantina como todas».

Se ve que don Felipe se obcecó y desoyó avisos, pues hubo señales ya en los mismos comienzos, ¿o no fue señal clara aquel corte chulito que le calzó al príncipe en el anuncio oficial del compromiso callándole la boca con un ¡déjame hablar a mí!?... fue tal su tic de gobernantina que, si ocurría teniendo delante a toda la prensa nacional e internacional, eso movió a imaginar cómo sería entonces el «pasa, que cenas» o los correctivos en el secreto de la alcoba... o en el coche, que siempre será el mejor discutidero conyugal jamás inventado porque los gritos no salen de ahí dando gran margen a la ira... como aquella vez que conducía Felipe, dio frenazo, se bajó resoplando con portazo y dejó a doña Letizia en sus trece realizando el resto del camino en el coche de los escoltas (en su descargo: ¿quién no ha hecho esto alguna vez o lo ha amagado?).

En fin, la escandalera nacional de lío entre reinas no guarda proporción con el incidente y ya hay tufo a linchamientos en el aire. Normal, desde que el rey padre se dejó la bragueta abierta, por ahí entran todos a palacio con licencia para el husmeo y la sentencia.

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