Diario de León

Más hayas en León en 2075

El cambio climático podrá cambiar el paisaje de aquí a 2075 por el aumento de 0,1º C por década y la sequía con más hayedos y robles y menos encinas, según la investigación que dirige en la ULE Sara del Río González..

El faedo de Ciñera.

El faedo de Ciñera.

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ana gaitero | león

Hace diez mil años Galicia prácticamente era un hayedo. Ahora, uno de los pocos bosques de hayas que conserva está en Piedrafita del Cebrero, en la sierra del Caurel. Es el más occidental de Europa. No llovía en verano y se extinguieron. A las hayas les gustan las lluvias estivales.

El calentamiento global no es tan fiero como lo pintan. Al menos para la vegetación, que se adaptará a los cambios. En el escenario de León, 2075, el bosque mediterráneo retrocede y ganan terreno las especies cadufolias, como las hayas y algunos robles. La adaptación de la vegetación al cambio climático puede transformar en los próximos 60 años el paisaje de la provincia y de Castilla y León. La razón la apunta la botánica y profesora de la Universidad de León, Sara del Río González: «El clima de la Tierra siempre ha estado sometido a una importante variabilidad debido a los cambios que se producen en la circulación atmosférica y oceánica, la excentricidad de la órbita e inclinación del eje terrestre o cambios en la actividad solar», entre otros.

Estas conclusiones son el resultado de los estudios que desarrollan en la Universidad de León desde hace casi dos décadas los grupos de investigación Vegetación y Cambio Climático (Vegcam) y Propuestas Multidisciplinares sobre ecosistemas vegetales (Promueve). Especialistas en Botánica, Estadística, Economía, Geografía e Histología de Plantas estudian la posible influencia de las alteraciones climáticas en la distribución de la flora y la vegetación, y sus posibles consecuencias socioeconómicas.

El grupo de investigación Propuestas Multidisciplinares sobre Ecosistemas Vegetales de la ULE. DL

A partir de las variables climáticas de temperatura y precipitaciones a nivel mensual, estacional y anual, se relacionan las variaciones «en los parámetros e índices bioclimáticos que determinan la distribución de las plantas y comunidades vegetales», explica.

El método ha resultado tan exitoso que tras aplicarse al territorio de Castilla y León se ha extrapolado a España, con resultados coincidentes. El área de Botánica del Departamento Biodiversidad y Gestión Ambiental de la Facultad de Ciencias Biológicas de la ULE desarrolla la misma fórmula en estudios similares en Pakistán, California, Marruecos y México.

Esta línea de investigación se inició en 1997 con la tesis doctoral de la doctora Del Río (El cambio climático y sus influencias en la vegetación de Castilla y León. España), dirigida por Ángel Penas. Analizó la tendencia experimentada por las temperaturas y precipitaciones medias durante 37 años (1961-1997) y propuso tres escenarios de cambio climático: 2025, 2050 y 2075.

«Se observaron aumentos en la temperatura media anual de forma estadísticamente significativa de 0,1ºC/década», debido sobre todo «a los aumentos de temperatura invernales», explica. Respecto a las precipitaciones, se observó una merma aproximada de 9 mm. cada 10 años desde 1961, con más incidencia de esta disminución en invierno y en primavera. Curiosamente, en verano se constataron «leves aumentos».

Con estos parámetros, en el escenario de 2025 la vegetación no presentará variaciones sustanciales respecto a la actual: bosques de hoja perenne en las áreas de carácter mediterráneo con sequía estival y bosques dominados por especies cadufolias en las zonas con carácter más templado (sin sequía estival marcada).

«La disminución del carácter mediterráneo motivado por el incremento de las precipitaciones de verano, determinará una disminución del encinar, típico bosque mediterráneo en beneficio de robledales de roble melojo o rebollo», señala la profesora Del Río.

Pero los mayores cambios podrán darse en el escenario de 2075, «siendo el hayedo uno de los bosques mejor representado en el norte de Castilla y León si las tendencias observadas se mantuvieran constantes», añade la botánica. Y es que a las hayas «les gusta la lluvia de verano».

Los estudios han ampliado no sólo a otros territorios, sino que cuentan con nuevas técnicas y métodos estadísticos que permiten establecer posibles relaciones con los principales patrones climáticos. Asimismo, han tenido repercusión en revistas internacionales de investigación.

El aumento de las temperaturas de 0,1ºC-0,2ºC por década coincide con lo propuesto por el informe de evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC). Los meses de marzo, junio y agosto son los que registran los mayores incrementos, mientras que la precipitación tendió a disminuir especialmente en los meses de febrero y junio y se observaron aumentos en otoño.

Recientemente, han analizado los efectos del cambio climático en la idoneidad de hábitat de los hayedos en España, bosques caducifolios que están protegidos por la directiva comunitaria 92/43/CEE. Los Pirineos occidentales, las partes centrales y orientales de la Cordillera Cantábrica y las montañas vascas tienen las mejores representaciones de hayedos, además de una presencia puntual en territorios más meriodionales como los Sistemas Ibérico y Central (hayedo de Riaza).

El estudio puso de relieve que estos árboles son muy vulnerables al cambio climático y pueden sufrir una disminución en áreas que son idóneas para su desarrollo. «Por el contrario, su hábitat potencial podría incrementarse en zonas de los Pirineos Centrales y áreas occidentales de la Cordillera Cantábrica», explica la profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la ULE. Y es que el cambio climático «no es uniforme». Hay que preocuparse, sí, pero «no alarmarse», afirman Del Río y Penas.

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