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León

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En la presa del pantano de Villameca hay una placa, de 1957, dedicada al teniente general Rafael Latorre Roca, como «prueba de agradecimiento y cariño». ¿A qué responde este homenaje? «Nos trajo el teléfono, nos trajo el agua a las casas, puso la calle principal con aceras y árboles y creó la fundación General Latorre, entregándole al pueblo 1.000.000 de pesetas en 1962, más una merienda y unos zapatos a las niñas y niños en Navidad. Es lo mejor que le pasó al pueblo», ha oído recitar de memoria Abel Aparicio a varias vecinas de Villameca. La realidad, asegura, es que «las 15.90’7,50 pesetas que costó» llevar el teléfono «las pagaron las vecinas y los vecinos de Villameca», como consta en el acta de 12 junio de 1949 y las tuberías para llevar al agua a las casas costaron a cada 25 pesetas de las de 1935 (acta de 9 de diciembre) por vecino, mucho antes de que el militar golpista fuera reconvertido por el régimen en presidente de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), cargo que ostentó hasta 1956; las aceras y arboleda también la pagaron los vecinos y «el millón de pesetas quedó reducido a 20.000 pesetas (2%) según el BOE de 17 de julio de 1962». «Idealizar el pasado, con el miedo como factor determinante, fue el mayor triunfo del golpe de Estado y la dictadura franquista», denuncia el investigador. No hay rastro, en cambio, de los presos que allí trabajaron. Nadie los recuerda.

Latorre Roca. DL