Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Todos tenemos un rincón en el cerebro al que de vez en cuando mandamos a la ilusión en pijama con un lapicero para que garabatee la casa soñada sin regateos, casa que sin cesar redibujamos añadiendo o quitando cosas según vayan viniendo modas y novedades. Es la casa. Es poder decir «mi casa», es poder ser dueño de tu espacio, es poder... y podemos como ciudadanos populares socialistas que somos (grosso modo, algunos no)... así que Iglesias y Montero han sido absueltos en ese rincón del cerebro donde las bases también dibujan casas soñadas que seguramente no se atreverían a confesar a sus conmilitantes más íntimos y menos a los conmilitones que pillan el megáfono.

Mi casa.

Soñamos casas y, puestos a soñar, nadie sueña un piso; eso sólo lo hace el desesperado que necesita la ciudad por valer sólo para el empleo o el engaño comercial (aunque aspirando también al «xialé» de la sierra para darse un rango). Y tampoco sueña nadie una casa que no tenga piscina y jardín más o menos amplio. Alguno también sueña con una casa-castillete y viñedo porque lo de Falcon Crest hizo tanto daño como la Barbie y porque el sueño es libre, pero también delator.

Antes, en esta cultura mediterránea que va sucumbiendo a lo anglosajón, las ciudades o pueblos apiñaban sus casas y sus pobladores se obligaban a vivir unidos mancomunando el miedo y la ayuda. Hoy se desparraman, el nuevo modelo y aspiracion es individualizar la vivienda en zonas residenciales, aislarse (casoplón, chalet, casita o chabolo, hay para todos). Mi casa, mi familia, mi coche. ¿Será que en este asunto somos todos liberales? El liberalismo ideológico aplaude el paso inversor de los líderes de Podemos. En el altar liberal sólo está el individuo y se predica lo individual como único motor de riqueza. Lo estatal, lo común o lo colectivo son lugares que le espantan y cada vez que se los mentan se le hinchan las muñecas. Un liberal piensa que el egoísmo es bueno porque la naturaleza es insolidaria «por naturaleza»... y resume: el que venga detrás, que arree... pero yo, en mi casa.

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