El baile del ahorcado
El futuro del PP
Ha dicho Zapatero que no sería bueno para el PP un retroceso de ideas. El apoyo del ex presidente a Soraya es para la abogada del Estado como el abrazo del oso: una estrategia con la que el PSOE debe haber razonado que se quitará de encima al PP por una buena temporada. Que la bestia negra de los votantes de derechas apoye a la responsable de la gestión del golpe catalán no deja muy bien parada a la ex vicepresidenta.
Por partes. El día 21 no habrá una batalla entre aznaristas y marianistas. Es todo mucho más simple. Este fin de semana se dirime la lucha entre el aznarismo y las secuelas que éste provocó. Es como una fábula en la que un moribundo trata de desvincularse de su propia biografía, un afán inútil, un laberinto en el que la única salida es encontrar el camino que una vez se perdió. Difícil dilema. O imposible.
Si gana Pablo Casado, el partido tendrá la posibilidad de arañar votos a la derecha. Habrá más futuro a corto plazo porque para no morir tendrá que vincularse de manera definitiva con el pasado, regalando el horizonte del centro a Ciudadanos. Si los compromisarios deciden dar el poder a Soraya Sáenz de Santamaría, perderán mucha base social y puede que no ganen nunca más. El PP está como Ulises cuando tuvo que sortear lo imposible: entre Escila y Caribdis. Si tratan de evitar la roca, serán sumidos por el monstruo de la gruta y no tienen a la Circe para chivarles la salida. Además, están en tiempo de descuento.
La pregunta a la que deben contestar es qué les habría gustado ser si no se hubieran convertido en lo que son, difícil cuestión para un partido que logró el poder a base de mezclar ‘sensibilidades’, de decir que son una cosa y actuar como la contraria, un poco como todos los partidos políticos, pero con menos ilusión y demasiado cinismo, excesivo pragmatismo para un país que siempre está dispuesto a creer.
¿Qué querías ser cuando eras un niño? Algunos se habrán vuelto tan hábiles en la ruindad del día a día que ni se acuerdan. Supongo que esa es la diferencia que hace que algunos políticos engañen mejor que otros.