Diario de León

Un pueblo en pie para levantar su ermita

Integrantes de la Junta Vecinal de Villaverde de Arriba con parte del vecindario frente a las ruinas de la ermita. MARCIANO PÉREZ

Integrantes de la Junta Vecinal de Villaverde de Arriba con parte del vecindario frente a las ruinas de la ermita. MARCIANO PÉREZ

León

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La primera hazaña de Villaverde de Arriba fue lograr que el Obispado de León revertiera al pueblo la ermita. Con la ayuda del párroco de los Villaverdes, don César Peláez Álvarez, a quien muestran su agradecimiento, consiguieron el propósito. La diócesis accedió a ceder la ermita al pueblo con el único requisito de que la destinaran a fines sociales. «La única condición que nos pusieron es que no fuera para fines religiosos porque no tienen curas», explican las responsables de la Junta Vecinal.

Son tres mujeres, Olga García López, presidenta; Eva Gutiérrez, vicepresidenta y tesorera y Begoña Juárez Bandera, secretaria; y un hombre, Amancio Robles Flecha, que está oficialmente en la oposición aunque en este proyecto van a una. «Somos un pueblo muy bien avenido y tenemos todos muchas ganas de ver levantada la ermita», afirman.

Tanto, que ya hay cola para celebrar eventos en la ermita. Unos quieren ver comulgar a sus nietos, otros celebrar sus bodas de oro... Y la Junta Vecinal recuerda que aunque sea un lugar desacralizado alguna misa se podrá celebrar, sobre todo la de la fiesta de San Antón, que celebran por San Froilán.

Pero, sobre todo, quieren convertir la ermita en un espacio de encuentro social para este pueblo en el que hay activos 85 contadores de agua y por tanto otras tantas casas abiertas, aunque son menos las que permanecen abiertas durante todo el año.

Solo las personas más antiguas del lugar recuerdan verla con su cubierta y su espadaña. La campana fue desmontada en los años 80 y guardada a buen recaudo para evitar robos. La fecha de su fundición, 1787, da solo una ligera idea de la antigüedad. Las referencias al infantazgo del Torío y la leyenda de que las infantas de la corte leonesa veraneaban en la zona alientan la idea de que los vestigios, en los que sobresale el canto rodado y el adobe, pueden datar de muy antiguo. También se especula que pudo haber un edificio anterior de más porte del que ahora se conservan unos hermosos sillares solo en las esquinas.

Las mujeres que están al frente de la entidad local han buceado en el Archivo Diocesano en busca de más datos con la ayuda de una historiadora. El entusiasmo por recuperar el edificio de la ermita y su memoria ha hecho que ya se haya reconstruido una de las ventanas en forma de aspillera o tronera que llaman la atención en las ruinas que perviven de la ermita por ser las utilizadas en los antiguos castillos para disparar las flechas y saetas.

«Cuando pasábamos para ir a la escuela, tirábamos piedras a la campana para que rugiera», recuerda una de las más jóvenes. «La vi con espadaña y campana, aunque el tejado ya estaba hundido», explica una de las más antiguas del lugar.

No es la primera vez que se intenta rescatar la ruina de la ermita, pero es la primera vez que la Junta Vecinal toma las riendas. «Quisimos que el pueblo se implicara», explican. Y han conseguido ilusionar hasta a los niños a quienes les dicen que en el futuro «os tocará mantenerla a vosotros».

Todo empezó un día en que Fran, un vecino del pueblo, comentó que el Centro de los Oficios del Ayuntamiento de León podría hacer la armadura de forma altruista —costeando el material— como ya habían hecho para el pueblo de Robledo de Losada, en La Cabrera.

Después de tramitar la reversión del inmueble al pueblo, han solicitado ayudas para su rehabilitación al Ayuntamiento de Garrafe de Torío al que pertenece el pueblo de Villaverde y también a la Diputación provincial. Toda la ayuda es poca y han llamado también a las puertas de las empresas locales, como la fábrica de quesos, y de la Fundación Cerezales.

La implicación de la empresa Bosch en el proyecto con la donación de las herramientas y la difusión que va a realizar con videos y publicaciones en revistas especializadas ha sorprendido al pueblo, que, por un día, vio desfilar cámaras y micrófonos en busca de sus testimonios y de los vestigios de la ermita de Nuestra Señora de los Dolores.

Reuniones, talleres para la tercera edad y la juventud, exposiciones y otras actividades ya pueblan los sueños de las gentes que esperan con ilusión ver levantada su ermita.

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