La burra cansina

Roncaba su lento vuelo a baja altura sobre los campos de deporte en La Virgen del Camino (reina-y-maaadre-del-puebló-leonééés) y a los nueve años quedé maravillado de tener tan cerca un avión volando, tanto, que casi le alcanzaría una pedrada de tirachinas; se le veía hasta el bigote al piloto en su ventanilla; y si saludaba, era ya el colmo dichoso del chaval que en su barrio de San Esteban sólo veía aviones lejanos o entre nubes.

He recordado ese avión antigualla porque uno similar acaba de estrapallarse en las montañas de Suiza sin dejar que librara de la muerte ninguno de sus veinte pasajeros, difuntos que Dios perdone, turistas y tripulantes en su peor traspiés... porque aquel avión de mi bachillerato que volaba tan bajo y lento era nada menos que un Junker JU-52 como ese siniestrado avión suizo superviviente de la Guerra Mundial, modelo al que los colegiales llamábamos «burra cansina» porque avanzaba tan parsimonioso, que era de temer se desplomara a tierra en cualquier momento por su desafío a la gravedad, tenida en cuenta su pesadez y lo cuadradote que era aquel trimotor de chapa corrugada, uno de sus rasgos identitarios. Mucho después supe que fue el avión favorito de Hitler y que lo usaba a menudo en todo desplazamiento riéndose de la seguridad de estado que siempre exigía tren a los estadistas. Hitler fue quien le vendió a Franco los junkers que volaban cada día tras los cristales de nuestras aulas.

¿Conserva alguno de estos aviones esa base aérea de La Virgen del Camino que tenía más movimiento siendo aquel «campo de aviación» que al ser ahora «aeropuerto»?... quizá fuera un alivio a su paralís el rehabilitar viejos aparatos para esas excursiones y turisteos que promueve el aeropuerto suizo donde vuelan seis viejos junkers con muy buen negocio al cobrar 200 euros por barba en sus demandados paseos aéreos de 40 minutos. Muy bien, pues aquí con dos destinos a elegir: hacia Picos de Europa o a las Médulas... y si entran los dos, rebajita en el billete, 350 eurillos, habrá quien los pague, una ganga, ja, payo, dese prisa, que me lo quitan de las manos.