Diario de León

EL ADIÓS AL MEJOR AMIGO

El último vuelo de las mascotas

Aumentan las cremaciones. Los veterinarios recurren a este método, más higiénico, para dar descanso a los animales de compañía. En León solo hay un centro homologado..

El dueño de la residencia canina de Villanueva del Carnero, frente a su horno crematorio de mascotas

El dueño de la residencia canina de Villanueva del Carnero, frente a su horno crematorio de mascotas

Publicado por
Silvia Matilla | león
León

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Muchas personas se sorprenden ante las emociones que afloran como consecuencia de la muerte de su compañero de cuatro patas, de su perro. Se llegan a sentir, incluso culpables, por la pena que sienten. La muerte de un animal de compañía puede ser tan traumática como la de una persona querida o un familiar. Por eso, existen empresas que se ocupan de todo el proceso para que los propietarios de las mascotas vivan el duelo de la mejor manera posible.

Maite, una propietaria a la que su perrita abandonó hace dos meses cuenta que «mi perra llevaba sufriendo un mes y mi despedida fue cuando decidimos sacrificarla, el proceso posterior prefería que se encargaran de ello».

Ponerse en contacto con una clínica veterinaria es vital como así lo atestigua Miguel, el veterinario del ayuntamiento de León. Los ayuntamientos también deberían tramitar la recogida de mascotas o animales de abastos fallecidos pero según reclama Jaime López, «con la gran crisis que ha habido ahora todo se deriva a las clínicas veterinarias». Estas clínicas veterinarias son las que se encargan de informar a los propietarios de las mascotas de lo que se debe hacer y de ponerse en contacto con los centros incineradores de León.

En la provincia solo existe un centro homologado de incineración que a la vez es residencia canina con el que trabajan clínicas privadas. Ubicada en Villanueva del Carnero ofrece un servicio de cuidados de los animales durante las vacaciones de los amos y, un servicio de cremación para mascotsa.

Las clínicas veterinarias se encargan de dar de baja del registro oficial de mascotas a los animales fallecidos y, como explica Jaime López «el chip muere con el animal, si lo incineras no hace falta extraérselo pues no habrá ningún animal con el mismo número en el futuro».El propietario de la residencia canina Matías Martínez afirma que «nosotros proporcionamos el certificado de incineración necesario para dar de baja al animal de los registros de la junta de Castilla y león».

La incineración y enterramiento de las mascotas son los métodos más comunes de finalizar la existencia de los animales. En León el enterramiento no está considerado una práctica legal aunque sea la más extendida entre la población que tiene un terreno particular.

Esta práctica, según Jaime López, veterinario de la clínica Nova Albeiteria «está prohibida, el enterramiento de cadáveres de mascotas o tirarlas a la basura está prohibido».

Desde el Seprona de León añaden que el enterramiento solo está permitido con autorización en caso de la muerte del animal en un lugar inaccesible para los camiones que transporten al animal al centro incinerador homologado. Este caso sería el utilizado en el caso de las explotaciones de ganado.

En una urna

En una urna y tan cerca como en el salón por el que hace algunos días correteaba. El sacrificio o la muerte del animal que ha sido fiel compañero no implica necesariamente la separación definitiva. Cada vez son más las mascotas, especialmente perros y gatos que siguen con sus amos en León después de muertas. La integración en vida es a menudo tan estrecha que algunas familias deciden incinerar al perro y recuperar luego sus cenizas, guardadas en una urna funeraria en casa.

A falta de cementerios de animales, como en otros países, la cremación constituye el mejor sistema para deshacerse el cadáver de una mascota. La legislación europea establece la obligatoriedad de incinerar a los animales muertos porque se consideran residuos. Una cuestión de salud pública que en muchos casos se convierte en un ritual funerario muy similar al de las personas.

Es por eso que la práctica recomendada por el veterinario del ayuntamiento de León es la incineración, «es el método más higiénico, lo contrario supone un problema medioambiental» confirma Miguel.

En palabras de Jaime López la incineración «es obligatoria». Los residuos del animal pueden contaminar aguas y suelo circundante e incluso si el animal es muy grande pueden contaminar acuíferos que rieguen zonas de población lo que supone un peligro para la salud pública. También con la incineración se evita que posibles enfermedades que tenga la mascota se propaguen por el aire.

Existen dos tipos de incineración, el colectivo y el individual. Por norma general el método colectivo suele ser más económico y es el utilizado en caso de que el propietario no quiera conservar las cenizas de su mascota, según el veterinario de Nova Albeiteria «es la más demandada por los dueños de los animales».

Si el apego al animal es mayor o se puede gastar más dinero en el servicio se opta por la incineración individual, en que las cenizas del animal vuelven a su propietario, al igual que la incineración humana, en palabras de Jaime López «este método ha aumentado mucho en los últimos años y cada vez más, pues se considera al los animales un ser querido más».

Alta demanda

El proceso de incineración también debe estar controlado. Si los propietarios de los animales no desean recibir las cenizas los centros incineradores deberán vertir las cenizas en una fosa de cenizas homologadas y asegurarse de que estas nunca se van a destinar a otros fines.

Este servicio, que en palabras de Matías Martínez tiene «entre unas 500 y 15.000 incineraciones al año» supone un gasto económico de entre «60 y 200 euros» para los propietarios de mascotas..

La de Villanueva del Carnero es el único centro de incineración de mascotas de León y fue el primero de Castilla y León cuando se creó, en 2008. Su creación, según su propietario, Matías Martínez «fue a raíz de la demanda de los clientes».

Y es cierto, es una práctica cada vez más extendida. Existen otros centros de destrucción de cadáveres en la provincia pero el trato no es tan intimo, como destaca Matías Martínez «aquí pueden esperar a que su mascota se creme y después llevarse las cenizas o bien la empresa se las acerca a su lugar de residencia».

El fin del proceso de cremación son las cenizas, en la residencia canina que dirige Matías su finalidad es «el volcado de las cenizas en centros de tratamientos de residuos o en los jardines que rodean las instalaciones de la residencia ya que tienen múltiples cualidad para la tierra».

También en esta residencia canina con servicio de incineración disponen de urnas, que se adaptan al gusto del propietario. Así, la mascota sigue acompañando a su dueño tras su muerte.

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