‘Momo’, la falsa amiga chantajista
Los expertos alertan de una nueva forma de extorsión que llega a través de las redes sociales.
eduardo Palacios | logroño
Momo es la nueva forma de chantaje a jóvenes a través de las redes sociales, principalmente para obtener imágenes de índole sexual, y poco después de ser detectado en Japón, este mismo año, ya hay constancia de casos en España.
Así lo asegura el perito judicial Eduardo San Rufo, que colabora con diferentes despachos de abogados en casos de delitos informáticos y que ha ofrecido en Logroño un curso dirigido a padres sobre los nuevos retos de la red para los jóvenes.
Muchos de esos padres, explica, llegan a sus charlas alertados por ‘La ballena azul’, un «juego» creado hace años en Rusia y que consta de 50 «retos» para los participantes.
El primero es realizarse cortes en el cuerpo «y de ahí los niveles van subiendo» hasta «el reto final, que es el suicidio».
Las Fuerzas de Seguridad españolas, detalla San Rufo, han investigado diferentes casos relacionados con esta práctica en España y, de hecho, hace días una adolescente riojana denunció haber sido víctima de una presunta violación por un grupo de jóvenes que «jugaban» a ‘La ballena azul’.
Tras este juego los jóvenes ya se enfrentan a otra práctica de este tipo, denominada Momo y poco conocida, dado que su origen se remonta, según diferentes estudios, a este mismo año en Japón y otros países asiáticos.
Ya se ha certificado su extensión en todo el mundo, en especial en hispanoamérica y «también ha llegado a España», asegura.
En realidad, esta práctica es más un delito de ciberacosos, phishing y estafa que un «juego de retos». Llega a los jóvenes a través de mensajes de VhatsApp o Facebook y «siempre lo hace a una hora fija, las tres de la madrugada», asegura San Rufo.
El primer mensaje de Momo es, precisamente, una obra de arte japonesa, con ese nombre y representa a «una muñeca terrorífica».
Los creadores de Momo , una vez que han captado a un joven, le conminan a que realice diferentes «pruebas» y les envíe archivos de audio o de vídeo demostrando que las ha completado. «Primero son gamberradas, algunas simples, pero suben de nivel hasta pedir, principalmente, imágenes de índole sexual», detalla.
Y es en ese momento cuando el joven descubre el verdadero objetivo de quien dirige Momo , la extorsión «sobre todo para obtener imágenes de pornografía». Porque entonces «convencen al joven de que le están observando y siguiendo, juegan con su miedo a veces con datos que él ha facilitado antes de forma inocente, y, con ellos, le chantajean y le amenazan con revelar lo que tienen de él si no les obedece».