Que nunca falten las cintas de colores
Los vecinos de Pedredo cumplen con la tradición y sacan su alma maragata para acompañar a San Roque en su día.
Las castañuelas acompañan la procesión en la que se pone de manifiesto que hay cantera en la Maragatería. RAMIRO
a. valencia | pedredo
Las cintas de colores, el negro que resalta entre las borlas y las castañuelas, el inconfundible sonido de la dulzaina y el tamboril, y la cantera, los niños que asegurarán el futuro de una fiesta que cada año reúne en Pedredo a los vecinos y a los hijos del pueblo que, por diversas razones, el resto del año viven fuera. Estos días, la localidad del municipio de Santa Colomba de Somoza es una fiesta y, ayer, volvió a cumplir con la tradición sacando a relucir toda la esencia maragata que desplegó en los trajes, los pañuelos y la música. Muchas curiosidades como que el cinto de maragata lleva las iniciales de quien lo regaló o emoción al ver como los más pequeños cogen el testigo. Lo que ayer no faltaron fueron las castañuelas. Daba igual si se iba con el atuendo tradicional o no, pero todos y cada uno de los participantes llevaron su par de instrumentos con las inconfundibles cintas de colores.
La procesión, con la Virgen, salió puntual del templo hacia la ermita, donde los hombres sacaron a hombros a san Roque adornado con hojas de parra, igual que la puerta del templo, tal y como manda la costumbre. Juntos, emprendieron la vuelta hacia la ermita donde se celebró la misa y en la que no faltó el popular canto del himno al santo, entonado por las maragatas.
La fiesta siguió con la subasta y el convite, con el baile y con el respeto a una tradición de siglos. Hoy san Roquín escribirá un punto y seguido hasta el año que viene.