A ralentí

La calor y la vacación son invento para andar a ralentí y pensar a la pata llana aboliendo o aflojando la prisa rutinaria que tanto nos agobia el resto del año. Y si no, no. ¿Vacación de agencia La Ventura o despipote de aquí pallá?... paaaaatí.

Al ralentí... ¿a qué acelerar el motor si estás aparcado?... y a ralentí (o cámara lenta) habrás de pensar ahora repasando lo cercano o lo lejano por si salen conclusiones... o palparte la conciencia si te atreves o hay costumbre... o planearle mejoramientos al mañana... o hacer todos esos propósitos que te recalienta el sopor estival, promesas que solemnizas ufano cada verano y que se te pudren antes de que octubre baje el dedo, empezando por decirte que harás una de esas promociones o ediciones que son peste de telepublicidad estas semanas igual que ocurre con las colonias en llegando navidades (comprad, malditos, comprad, ¡colección de armamento de la II Guerra Mundial!... ¡con el primer fascículo, gratis el panzer del ejército nazi!).

A ralentí, pues. El verano o vacación que tensa y estresa no vale la pena. Ata la burra junto al camino o en la vaguada y que pase ante tus ojos la vida que quiera ir veloz... ya la verás finalmente volver al mismo sitio porque, una vez más, te darás cuenta de que la vida es circular... y que avanzamos en círculos, es decir, poquito, si es que no retrocedemos, más normal. Ahórrate carreras. Disfruta de la sentada. Charla si puedes. Medita si sabes. Y cuando veas que «toda la vida es sueño, y los sueños... sueños son», mecerás una buena siesta ceporra, la que nunca trae pesadilla, sino plácida ensoñación (¿por qué nos salen mejor los sueños en la siesta que a la noche?). Y como el tiempo jamás se gana (que no te engañen), es mejor perderlo a veces.

En el ralentí vacacional, además, te cabe mucho verbo, ni lo dudes: pasear, nadar, leer, jugar, reír, sobar, conocer, tañer, escribir, bailar, pescar, curiosear, mezclarte, aislarte, abrir, cerrar, más leer, contemplar, sexar moscas, releer, hacer cestos o pijadas, cocinar guapo, contar olas o lunas, folgar, escuchar, fogatear, cantar, callar... y todo sin dejar de mirar y soñar... bien barato.