El cabronés

Que nadie lo dude en la tierra de las «quince hablas leonesas»: el cabronés es la verdadera lengua madre y tatarabuela, la Eva de las lenguas, la más usada si alguien quiere que le oigan alto y, a la vez, poco claro.

Ya desde antes de Viriato, el cabronés fue la lengua ideal del cazurro de cepa ceporra al permitirle su «gramática parda» callar la mitad y el resto colorearlo... o embarrarlo, que no son pocos los que no dominan la paleta de colores ni la palabra precisa.

Cada pueblo, cuenca o comarca tenía y tiene su cabronés particular y cada cual acuñó palabras que los del valle contiguo no entiendían o confundían (eso se buscó al inventarlas). Y si esos modismos o localismos lograban un día llegar a cien o más, ya podía venir después un lingüista llamándolo jerga, que no es poco, y a mucha gala tienen la suya, por ejemplo, los del pueblo segoviano de Cantalejo que hasta aquí llegaban en carros vendiendo sus afamados trillos, jerga que idearon para chamullar entre ellos y camelar al cliente, pobre palurdo.

Ahora bien, dice Peláez, desde la jerga a la lengua hay un larguísimo recorrido que exige tener gramática propia y literatura escrita, kilométrico andar que urge resolver de un brinco mágico el nacionalista listillo (el idiota, más) que desesperado busca alguna identidad perdida, un rasgo diferencial... y ya tenemos cátedra o canonjía de valdornés, valderiense, sayagués occidental, pasiego leñador, bable cabañaquintano, llionés arcaico... y cabronés paleolítico, por supuesto... pasen y elijan.

Nota necesaria: cabrón no es sólo el «hombre casado que consiente el adulterio de su mujer», el cornudo, sino el fastidioso o borde/joputa. A veces, sin embargo, es piropo fino al astuto, hábil o sagaz (¡pero qué cabrón!), aunque elegiremos entre sus significados el de «hombre que no reacciona con el debido arrojo frente a un agravio», puta foto en la que sale este tout León que rara vez hace esfuerzos por parecer siquiera encabronado. Normal que esté tan extendido aquí el cabronés... y que siga siendo tan popular el viejo «tute cabrón» que busca el «sin cartas sobre la mesa»... y el golfo pasar.