De matar marcianos... ...a deporte de competición
Doce equipos y 66 jugadores compiten en Espacio Vías para ganar el primer torneo de videojuegos ‘League of Legends’ que se celebra en la ciudad con la participación de los mejores ‘gamers’ de León. Todos tienen el «gen competidor», una generación tecnológica que quiere convertir esta afición en un deporte..
carmen Tapia | león
Isidoro Fernández de Celis tiene 22 años. Es el Sergio Ramos o Marcelo del equipo leonés Manadrain, doce jugadores de videojuegos que despuntan en el universo ‘gamers’. Ya han ganado torneos como Metrópolis 2017, Chamogamer Fest 2017, Ciber Havell 2018 o Baracaldo 2016. Están en un nivel diamante. El equipo leonés, patrocinado por la Diputación y empresas del sector, dirigido por Ricardo Fernández de Celis, participa en el primer torneo de videojuegos League of Legends que se celebra hasta hoy en Espacio Vías organizado por Pro Gamer Scholl, Ciber León Havel y la Concejalía de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de León. El encuentro reúne a 66 competidores de doce equipos. Son la cúspide de una pirámide a la que dedican horas de entrenamiento los aficionados a los juegos que trabajan para convertir esta afición en un deporte. «Queremos dar un impulso a la Federación Española de Videojuegos, creada en el año 2016 pero que no acaba de despegar. Es un mundo nuevo en el que han entrado muchos empresarios, mucha infraestructura creada con el concepto eSports, que es el deporte electrónico», explica Víctor García, de Pro Gamer School, empresa que organiza actividades extraescolares de videojuegos. «Combinamos los deportes electrónicos y los videojuegos para que los chicos se junten, compitan y se diviertan. Les enseñamos buenas prácticas y les introducimos en la tecnología. La filosofía es competición, respeto y deportividad».
Isidoro Fernández tiene el papel de capitán. Cada equipo tiene su cerebro, muy necesario en los grupos con jugadores con poco nivel. «Cuanto mayor es el nivel del equipo menos falta hace un cerebro», asegura. En la partida maneja expresiones conocidas en el argot digital: objetivo de visión, rotación, focus, wardear, snonwboll y tildear. Esta última gana fuerza y visibiliza los valores que defiende el sector. Tildear es cuando el jugador se bloquea por la frustración provocada por los objetivos incumplidos. «Es un aprendizaje para la vida. El juego deportivo desarrolla los reflejos, la atención, la visión espacial y la resolución de problemas en milésimas de segundos».
Los jugadores profesionales de videojuegos reivindican los beneficios de un hobby al que los padres temen por sus riesgos potenciales de adicción. «Como en todas las adicciones, el problema empieza cuando dejas de lado tus responsabilidades», explica Ángel García, gerente de Havel, que sostiene que el de los videojuegos «es un riesgo igual que el de cualquier otra adicción, pero hay muchos estudios que demuestran que tiene muchos más beneficios».
En la conferencia Los videojuegos: mitos, realidades y su papel en la educación, Víctor García se dirigió a las familias para destacar la postura de la Unesco sobre los videojuegos. Según el informe Empathy, perspective and complicity: How Digital Games can support peace education and conflict resolution, realizado para la Unesco por Paul Darvasi, profesor de instituto en Toronto (Canadá), «los videojuegos pueden enseñarnos a ser mejores personas». El investigador señala una cualidad importante de muchos de estos juegos, y es que el jugador se pone, literalmente, en el lugar de otra persona. «Los juegos ofrecen espacios virtuales donde la gente puede cooperar», asegura el profesor canadiense en su estudio para la Unesco.
Adicción
Sin embargo, los profesionales reunidos ayer en León recomiendan no bajar la guardia. «En nuestros cursos y actividades lo primero que enseñamos son buenas prácticas». Estas buenas prácticas llevan al Ceo del equipo leones Manadrain, Ricardo Fernández, a no aceptar en el juego a ningún competidor que suspenda asignaturas en el colegio o durante la carrera.
La Organización Mundial de la Salud incluirá la adicción a los videojuegos en su nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11), un compendio que no se actualizaba desde 1992. Según sus datos, se considera que existe una adicción a los videojuegos cuando se da «un comportamiento persistente o recurrente de juego» —ya sea online u offline — que se manifiesta a través de tres signos: falta de control sobre la frecuencia, duración, intensidad, inicio, finalización y contexto de la actividad; prioridad creciente al juego frente a otras actividades; y deterioro significativo en el ámbito personal, familiar, social, educacional, ocupacional u otras áreas de funcionamiento.
Abel García, del ciber Havel, defiende las buenas prácticas en el juego. «He sacado a mucha gente de irse de borrachera al Húmedo. Parece que los padres no tienen la misma percepción de riesgo de adicción cuando les dan a sus hijos 10 euros para que se vayan a tomar algo y sin embargo la tienen con el videojuego». Ricardo Fernández apostilla. «Nadie teme una adicción si a alguien le gusta leer y se va solo a un cuarto y se pasa la tarde leyendo o lee todos los días dos o tres horas. Con el videojuego es lo mismo, y además se lee mucho porque en la confección de un videojuego intervienen tres guionistas. Hay juegos que necesitan horas de lectura, son un mundo lleno de razas, políticas, religiones, galaxias y universos que hay que conocer».