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RUBÉN VEGA JUSTO Estudiante de periodismo «Responsable y riguroso»

Publicado por
León

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Me piden que resuma mi experiencia en un periódico de más de un siglo de antigüedad. Aunque 21 años son pocos para sentar cátedra sobre lo que significa trabajar en una rotativa con tan largo recorrido, escribiré. Mucha gente critica al periodismo. Dice que no trata los temas con el rigor necesario y, posiblemente, ese espectro de ciudadanos tengan razón. Nos debemos a los lectores, punto. Nuestro trabajo consiste en ir un paso más allá de lo que se dice o ve para explicar de forma sencilla una realidad harto compleja. Nuestro sueldo depende —o debería depender— de que cualquier lector entienda lo que escribimos sobre su ciudad, provincia, comunidad autónoma, país o sobre el mundo en el que vive. Supongo que lo que hacemos se resume en contar historias de carne y hueso con la responsabilidad y rigor que se merece quien nos lee. Esa es la teoría, un ideal que choca de narices contra un muro llamado realidad. Hacer periodismo no es fácil por dos razones. Una: mientras haya poderes económicos detrás, no habrá libertad de prensa. Dos: se despidió a muchos compañeros de oficio o se precarizaron sus empleos. Al margen de la dificultad, hay un arduo trabajo diario. Detrás de cada línea hay varios cerebros: maquetistas, redactores, jefes de sección, publicistas, gráficos o fotógrafos. Gente honrada. Son tan solo una pequeña parte de todos los que hacen posible que el periódico esté todos los días, sin excusas, sobre la mesa del bar de la esquina o en el expositor del quiosco del barrio. Un periódico es un lugar extraño con individuos interesantes: cada periodista tiene una personalidad muy marcada. Pese ser individuos comprometidos con la sociedad, sostengo que tienen esa pincelada de locura y extravagancia que influye en que cualquier redacción sea zoológico de ideas. Pese a que son muchas las anécdotas graciosas, la redacción es un ambiente serio cuando tiene que serlo. El periodismo —y concretamente la prensa tradicional— es un mercado voraz para todos, y más los jóvenes. Muchos de mis compañeros de carrera intuyen un futuro negro o vacío de oportunidades. ¿Tendremos que coger un avión al extranjero? Puede que sí, se verá con el tiempo. Decía Hunter Thompson que cualquier ser humano tiene dos opciones. Solo dos. Dejarse llevar o nadar contracorriente. Si nos lleva la corriente —a periodistas y a jóvenes— al menos que no sea porque no hayamos nadado con todas nuestras fuerzas.