SILVIA MATILLA Graduada en periodismo «Sí, es una adicción»
Hace exactamente cuatro años, mi casa estaba patas arriba, maletas y montones de ropa invadían el espacio personal. El destino de esas maletas era Madrid. Iba a cumplir un sueño: estudiar periodismo en la Universidad Complutense.
Los profesionales que allí trabajan intentaron darnos su visión personal del periodismo. En la era de lo digital, los profesores constataban la importancia del papel como recurso para mantener viva la profesión. Aunque recalcaban la necesidad de formación en el medio digital para adaptarnos a un futuro cada vez más rápido.
Los años fueron pasando, los amigos también y las ideas que habitaban en mi cabeza fueron cambiando hasta abrir mi mente y convertirla en un bullir continuo de reflexiones. Hablar en público ya no suponía un problema, expresar los conocimientos ante mis futuros compañeros de trabajo se convirtió en una droga y ahí descubrí que me gustaba comunicar. Aunque por escrito las palabras no expresen lo que quiero decir, fruto del empeño de mis antiguos profesores por ser polivalente, quise probar la experiencia de trabajar en un periódico escrito y que se edita en papel. Y así es como es posible que escriba estas líneas en el principal periódico de la provincia que me vio nacer.
Mi estancia en esta cabecera no termina con esta reflexión, aún queda un mes de trabajo, tras llevar 60 días ejerciendo de periodista confirmo que es una adicción, tal y como profesores señalaban. La necesidad de saber más, de poder contar las historias de los verdaderos protagonistas, de aprender de quienes llevan batallando toda una vida es una experiencia que nunca olvidaré.
Siempre podré decir que el Diario de León fue mi mejor escuela. La que me dio la oportunidad de sentirme útil, de aplicar todo lo aprendido y de volar en una profesión donde los becarios se valoran en su justa medida. Aprender a redactar más allá de trabajos académicos, elegir las fotografías que ilustren una información y armar las páginas que dan como resultado un periódico han sido las tareas que más satisfacción me han producido porque nunca había tenido tanta responsabilidad en mis manos.
Ana Gaitero y Carmen Tapia, mis mentoras y compañeras de sección, han hecho que las páginas de Sociedad brillen durante años y su trabajo profesional y su entrega personal me han ayudado en este tiempo a formarme más allá de los aspectos técnicos.
Ya lo dijo el escritor y periodista Gabriel García Márquez «el periodismo es el mejor oficio del mundo» y sí, conlleva una gran responsabilidad. La verdad debe ser el factor común en todo lo que se publique, contrastar la información y que los textos sean de interés para el público lector no es tarea fácil. Pero, sobre todo, el protagonista de la información nunca debe ser el periodista sino el suceso en sí mismo, algo difícil de entender en una profesión con mucho ego.
Un sueño se cumple si se lucha por él y yo ya he llegado a donde quería estar. El futuro decidirá mi trayectoria pero nunca abandonaré los valores que me han convertido en una profesional del mejor oficio del mundo.