Escuela de periodistas
Prácticas en el Diario. Un verano más la redacción del decano de la provincia es laboratorio de periodistas, una escuela de la información a pie de obra en la que se han graduado ‘cum laude’ varias generaciones..
RAMIRO
carmen Tapia / ana gaitero | león
El 1 de julio entra en la redacción un aire fresco que nada tiene que ver con los vientos indomables y dados a la discusión del climatizador. Cruza la puerta de la redacción la juventud y la ilusión por una profesión de la que se habla en las aulas pero se mama en periódicos que, como Diario de León, es decano en números impresos, ya más de 50.000, y también como escuela de periodistas.
Antes llegaban en tropel, ahora parece que lo hacen a cuentagotas. Quizá prueba de que este oficio ha dejado de ser tan atractivo como lo pintaron y empieza a verse como lo que siempre fue. «Una profesión muy exigente con la que hay que convivir veinticuatro horas al día y ocupa toda nuestra vida».
Son palabras de Ryszard Kapuscinski que cualquiera que haya pasado por la redacción de un periódico de provincias, pero nada provinciano, como es el Diario de León, las ha vivido en carne propia. En la redacción se viven en una jornada, o en menos, las grandezas y las miserias de la vida (y del periodismo), se aprende a marchas forzadas, incluso de los errores, y el tiempo parece que pasa más deprisa que lo que marca el reloj. Sin duda hacer la calle, cubrir noticias en primera persona, preparar entrevistas y enfrentarse al primer reportaje (incluso a la primera bronca) son acontecimientos que pueden alentar o desengañar a cualquiera en el oficio. Por Diario de León han pasado generaciones de periodistas que presumen de escuela.
Este verano se gradúan Yaiza Derbyshire, Ana Gago, Silvia Matilla y Rubén Vega que han hecho información a pie de obra en las secciones de Cultura, Bierzo, Local, Provincia y Sociedad. Cerca y de las personas que cambian el mundo y mucho más allá de las redes sociales y las notas de prensa que empachan el correo electrónico.
‘Prácticas y prácticos’, como se les llama coloquialmente, son lo mejor del verano en la redacción. Y enseñan mogollón. Traen consigo esa nueva mirada que en el periodismo es imprescindible cada día. Pero si encima se presentan con en la sala de máquinas de las noticias con un María Moliner y un ejemplar de Cada mesa, un Vietnam debajo del brazo devuelven la confianza en este oficio. Buen camino, colegas.
