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CLUB DE PRENSA DEL DIARIO / DIVULGACIÓNN DE LA LABOR SOCIAL EN LEÓN

«La adicción al móvil es un problema gordo»

Proyecto Hombre inició su andadura hace 34 años con la epidemia de laheroína Hoy presenta en el Club de Prensa del Diario de León su labor social: «Estamos al servicio de León».

El presidente y director de Proyecto Hombre Bierzo-León, Juan José Peña, en el centro de día. RAMIRO

Publicado por
ANA GAITERO | LEÓN
León

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Lugar: Club de Prensa del Diario de León (Gran Vía de San Marcos esquina con calle Fajeros)

Fecha: Hoy /  Hora: 20.00 horas /  Entrada: libre

Hace 34 años echó a andar en León Proyecto Hombre, en la comarca del Bierzo. Una respuesta al problema de la drogadicción y a la ‘epidemia’ la heroína en particular que castigaba especialmente a las cuencas mineras. El presidente de Proyecto Hombre Bierzo-León, Jorge Juan Peña, repasa una tarea que ha llegado a cerca de 10.000 personas usuarias y 20.000 familias. Con la misma filosofía aconfesional, apolítica y sin ánimo de lucro, la entidad que tuvo en Cubillos del Sil su primer centro de rehabilitación cuenta con instalaciones en León, Ponferrada y Santibáñez del Toral, y programas que abarcan adicciones a drogas con y sin sustancia, violencia de género, la prevención e inserción laboral. Con una vocación social que mira especialmente al mundo rural. Lo cuenta hoy a las 20.00 horas en el Club de Prensa de Diario de León dentro de las jornadas de divulgación de la labor social.

—Los tiempos han cambiado. ¿Cuál es la droga del siglo XXI?

—Las adicciones han cambiado muchísimo. En las zonas mineras, con mucho dinero y gente joven prejubilada, la ludopatía nos abrió a las experiencias de las adicciones sin sustancia. Hemos pasado de la heroína al abuso de los móviles como adicción. Hemos evolucionado mucho pero estamos igual que en los años 70, ante la incertidumbre.

—¿En qué se basa su método de rehabilitación?

—La base es la autoayuda con un proceso de acompañamiento que va desde la desintoxicación y abstención hasta la rehabilitación. Es un método biopsicosocial, médico y psicológico y que sobre todo atiende la parte social porque el problema no son las drogas sino las personas.

—¿Cuáles son los retos?

—Nuestro Proyecto Joven. El trabajo preventivo es más efectivo que cuando el problema está cronificado. Vamos a empezar un programa de recogida de móviles usados con centros de salud y Colegio de Farmacéuticos para que sepan dónde pueden acudir para recibir información y ayuda. En todos los folletos irá un código QR con la aplicación PHQuiz. Seguimos trabajando con adicciones con sustancia, sin sustancia, violencia en la familia e inserción laboral.

—¿El móvil es la nueva heroína?

—No nos atrevemos a decir tanto. Seguramente dentro de unos sí que será un problema gordo. Las nuevas tecnologías han venido para quedarse. Lo importante es la prevención. Cualquier adicción con sustancia requiere ir a buscarla. El móvil está normalizado, es accesible y no se le ha visto como un problema. Pero los jóvenes, desde niños, están en contacto con una herramienta que puede convertirse en adicción. Pasa lo mismo con el botellón. No todos van a ser alcohólicos. Para ello, en este 2018 hemos creado el nuevo programa ‘Reiniciate’ con talleres para jóvenes en las escuelas y en los centros de día de León y Ponferrada.

—¿Cuáles son las señales de que algo va mal con los móviles y las TIC?

—La gente acude a nosotros cuando tienen problemas de fracaso escolar, violencia en casa, falta de cooperación. Te llaman cuando les han roto el televisor, les han agredido y no saben qué hacer. ‘¿Qué hago con mi hijo?’, preguntan. No saben cómo reaccionar ante una adicción sin sustancia.

—Empezaron con un centro de rehabilitación en Cubillos del Sil. ¿Qué dispositivos tienen ahora en la provincia?

—León es una provincia muy peculiar primero porque tiene la comarca del Bierzo con mucha entidad y segundo porque nos llegan casos desde Zamora, sobre todo de Benavente, y desde Galicia, de la zona de Valdeorras. Tres provincias y dos comunidades autónomas. En León tenemos el centro de día y gestionamos los programas con la prisión y el CIS que son muy importantes. En Ponferrada tenemos un centro de día y una comunidad terapéutica y en Santibáñez de Toral, una casa hogar que funciona como casa rural y tiene en el cuidado de los caballos una terapia importante de adhesión al tratamiento. También gestionamos en el albergue de Villadangos del Páramo.

—¿Y programas?

—Son muchos, con especial hincapié en la prevención (llevamos el programa de jóvenes en la provincia) y trabajamos en red con las otras entidades afines, como Aclad, Cruz Roja y los planes municipales de drogas.

—¿Con qué presos trabajan?

—Tenemos un programa penitenciario para personas con adicciones, pero sobre todo el programa de trabajos en beneficio de la comunidad como medida alternativa a la prisión y los tratamientos de rehabilitación para hombres condenados por violencia de género supervisado por Instituciones Penitenciarias.

—Con la situación de la provincia, la inserción laboral no debe ser fácil.

—Y sin embargo, es muy importante. Sin trabajo, la gente vuelve a la adicción. Antes era un programa pequeño porque la gente encontraba trabajo fácilmente, ahora necesitamos entre nueve y diez meses y hay que formar. Además nos hemos abierto a todos los colectivos con problemas de inserción. Personas con discapacidad, mayores de 55 años... No somos un gueto y somos más eficaces.

—¿Cómo canalizan la inserción laboral?

—Por un lado, funcionamos como agencia de colocación e intermediación laboral con otras empresas. Tienen confianza cuando llegan de la mano de Proyecto Hombre. Además, acabamos de crear una empresa de inserción (Incas-Inserción y capacitación social).

—¿En qué sector?

—Hemos empezado con trabajos de desbroce con la Diputación y limpieza de grafitis en Ponferrada. Y tenemos en proyecto abrir una lavandería industrial para para crear puestos de trabajo y dar servicio al mundo rural, para que la gente mayor no abandone el pueblo y se pueda fijar población con jóvenes. Nuestra provincia es fundamentalmente rural y fomentar lo que tenemos a nivel local para que no se despueble es algo que nadie nos ha pedido, pero queremos que sea nuestra aportación.

—¿Qué realidades nuevas se encuentran aparte del cambio a las adicciones sin sustancia?

—La enorme cantidad de personas que sufren patologías psiquiátricas. Se cerraron los psiquiátricos y muchas personas están en la cárcel.

—¿Qué diferencias hay entre hombres y mujeres en las adicciones?

—Las mujeres suponen, a escala mundial, el 10% de las personas drogodependientes. Ocurre lo mismo en las prisiones. Las mujeres acuden a las drogas legales (alcohol y pastillas) y han normalizado la adicción como una medicación. Lo hacen más en silencio y en el mundo privado y es más difíciles acceder a ellas. Actualmente, mujeres fumadoras y bebedoras actualmente están al mismo nivel que los hombres.

—Pero se acercan menos a pedir ayuda para ellas, ¿por qué?

—La mujer tiene miedo a acercarse por la sociedad no se lo facilita. Viene con un sentido de culpa que los hombres no tienen. Ellos incluso se sienten héroes.Tenemos un reto con el género.

—¿En qué sentido?

—Tuvimos una comunidad terapéutica con hijos a cargo en la que solo había mujeres, los hombres no llevan esa carga. Tuvimos muchos niños, pero económicamente era complicado y no era un ambiente ideal para su desarrollo. Esta experiencia nos abrió los ojos a la necesidad de hacer un trabajo de género. Nos dimos cuenta de que a veces la mujer está padeciendo una violencia que se llama dependencia afectiva y que hace que vuelva a repetir parejas maltratadoras.

—¿Qué le diría a los leoneses y leonesas para que acudan hoy a escuchar su exposición?

—La sociedad leonesa no tiene ni idea de lo que es hoy Proyecto Hombre. No sólo atendemos a muchísimas personas (más de 1.700 el año pasado) sino que estamos al servicio de León desde el comienzo y se va a seguir estando. Somos un centro de solidaridad.