Paso a la escoba

Merece unas líneas recordar aquellos dos días inolvidables que nos brindó el reunir en Pallarés en 1988 a una añosa, culta y amena cuadrilla de nombres resonantes. Les habíamos invitado para añadir encuentros y coloquios a una magnífica exposición de dibujos de Federico García Lorca que acabó muy poblada de gente y elogios. Nos vino el genial y jubiloso Pepín Bello (la cuarta pata del banco Dalí-Lorca-Buñuel)... vino Isabel García Lorca, claro, con su sobrino Montesinos (un pelma que nos reñía a su tía y a mí cada vez que nos orillábamos a fumar como los carreteros que éramos; «y llámame Isabelita», que era como le decían todos aquellos señores tan respetables y risueños)... vino José Varela (el yerno de Ortega y Gasset, condiscípulo de Lorca en la Residencia de Estudiantes y propietario de la finca La Castilleja, en Mayorga, retiro habitual del filósofo tras su exilio; «llámame Pepe, como todos»)... y aquí se les sumaron Sáenz de la Calzada (compañero de Lorca en la renombrada aventura de teatro popular «La Barraca»; y «llámame Luisito como Pepín Eguiagaray) y Victoriano Crémer («llámame Vik, que así firmo»)... ¡vaya pandilla de kraussistas!,... ¡y cuánta lección de libre pensamiento!...

Pero es José Varela el que me vino a cuento esta vez, porque de todo lo que pude charlar con don Pepe me quedaron grabadas dos cosas que relataba con divertido orgullo: la extraordinaria colección de bacinillas que se guarda en La Castilleja -una de las mejores de Europa- y la peculiar situación jurídica de una iglesia de origen medieval que está en el interior de aquella gran finca de más de 200 hectáreas, iglesia que lleva fuera de culto algunos siglos, pero cuya propiedad siempre porfió, detentó y defendió con terquedad de perito en cánones el obispado de León, su viejo propietario.

Y me vino este caso a cuento de las inmatriculaciones de bienes por parte de la Iglesia en estos últimos años. En La Castilleja, el firme fuero episcopal era de ¡¡paso a la escoba!!... pero ya no queda línea ni para un anticipo, así que el lector tendrá que pasarse por aquí mañana... a cualquier hora.