CORNADA DE LOBO
Ojo, es mujer
Dijo el ministro Borrel el jueves en Nueva York que, con suerte, llevará dos décadas resolver la división en la sociedad catalana.
Total, veinte años son nada.
No sabemos cómo lo hizo Sócrates, pero al oírlo alcanzó a morderse la oreja de pura perplejidad: ¿qué desayunó ese día el bueno de Borrell para lucir un optimismo suertudo tan angelical como feble?, ¿en qué se basa para creer tan cercana esa ansiada cicatrización?... porque en ese independentismo -que no ha dejado de crecer en los últimos seis años de un modo que ni los más listos imaginaban- sobrarán intereses, voluntades y mecánicos obcecados en dejar permanentemente abierta esa brecha sangrante que resulta altamente rentable si se echa sal a la carne viva, así que seguirán hurgando en ella con viciosa complacencia y agrandando los agravios, del mismo modo que les sobró resentimiento y empeño para dejar abierta hasta hoy aquella otra herida de 1714 que tan bien le ha ido sirviendo al empecinado para izar su eterno victimismo al altar del sueño nacionalista. Además, los motivos que para ello les haya dado España -y reconózcase que alguna razón seria o grave sí les ha dado, sin contar al Franco que tanto resucitan allí... y aquí- no van a olvidarlos así como así. Tururú. Son los motivos que ya tallaron en piedra subiéndolos al retablo del Templo Independiente para que los fieles sigan contemplándolos e incendiando su mirada hasta el tedeum final.
De veinte años, nada.
Otros tres siglos esperan.
Cuando una tribu es herida, el resentimiento que incuba la venganza o la revancha se hereda, se transmite como doctrina ya desde la leche y lágrimas de la madre, derribándose así el mito que equipara al hombre con el instinto de guerra y a la mujer con la voluntad de paz. Ejemplo: ¿quién cree el lector que atiza más la insidia antiespañola y belicosa: el ex-hunorapla Jordi Pujol o su tronca la Ferrusola?... Sócrates cree que no se ha medido el activo papel de la mujer que por primera vez interviene tan agitadora en el catalanismo voceado. Ojo, esta independencia es mujer... y eso hará eterna la cosa.