Diario de León
Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Mi querida España, esta España tuya, esa España vuestra... de tu santa siesta ahora te despiertan lijas de profeta y navajas proxenetas... ¿dónde están tus ojos?, ¿dónde están tus manos?, ¿dónde tu cabeza?... mi querida España, esta España lerda, esta España tuerta... hay que ver cómo no miras, hay que ver cómo la pelas, hay que ver cómo no piensas... ay, mi España, tan cañí... y tan putera.

Ese Villarejo ladrón de confidencias, husmeador de braguetas y madero salteador del Estado con chapa comisaria, tenía montada además una agencia de modelos, que es como llaman en fino a las putas modélicas, para servírselas a políticos, empresarios, jueces... ¿objetivo?: tirarles de la lengua a la vez que del ciruelo (la puta como arma de guerra o conjura palaciega es tan antigua como el soplar)... agencia que arrancó a la ministra una risita cómplice que vale un placet... ¡cosas veredes!...

En la historia última de la corrupción española -desde Roldán a esa basca de jueces en Cartagena de Indias con nenas sin pelos en el pubis (aunque sí en la lengua), sin olvidarse de un rey emérito encorinado- siempre aparecen putas enhebradas al negocio, al pelotazo, a la «debilidad humana» y al chantaje. Por algo es España el país más putero de Europa, por algo se certifican doctorados en el Patio de Monipodio... y por algo quiere el pueblo independizarse de esta desesperanza institucionalizada, así que ahí va el ciudadano doliente, pagano, mudo (colaborador necesario con su voto) uniéndose o desuniéndose bajo un mismo lema: «No hay con quién». Algo tarde.

Un empresario de aquí (que tiene altavoz) puso espías con cámara a otro empresario (también con altavoz) para ver si le pillaba de putas, pero fue él quien salió grabado en mancebía al haberse adelantado el segundo con la misma idea, puteándose entre ellos porque todo putero putea y entre putas anda el juego, circunstancia que lleva a Sócrates a concluir que en esta España putera y cañí también las putas merecen un respeto de madre: sus hijos son los que nos gobiernan, nos espían... y nos deprimen. Adelante, «puta España», todo es rastrojo.

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