CORNADA DE LOBO
¿No prescriben?
Denunciar delitos sexuales treinta o setenta años después de ocurridos garantiza hoy un eco escandaloso general que se hace capitán general si el acusado tiene alguna fama, cargo o bolsa que tintinea. Un último caso lo trae ese juez a quien Trump aupó ayer al Supremo y al que denuncian tres mujeres por violación fallida y abusos en su época juvenil. Tal es el escándalo allí, que también aquí olfateamos esa bragueta como si fuéramos un estado narizota más de la Unión (seguramente lo somos).
Peláez recordó: todo crimen prescribe un día, desde el imperdonable asesinato, que lo hace a los 20 años, a la injuria o calumnia que al añito se esfuma en el código... ¿y un delito sexual cuándo prescribe?... enteraos: jamás... ¿no le cabe caducidad o rehabilitación?... ¡nunca!, respondió un eco rebotado en la bóveda celeste que forman las redes y que firmaba «Yo también», el indignado grito femenino que con sólo un año de vida ya es un formidable coro mundial... ¡Me Too!
Octavito replicó: tampoco está mal que delitos tantas veces gravísimos que fueron premiados en su día con un silencio encubridor o hijo del pánico de la víctima se vean ahora agraciados con esa mínima pena de vergüenza pública que aún se merecen, ¿o no?... y Peláez, reticente: perfecto, y que queden todos esos nombres cacareados y grabados a fuego en esa bóveda celestial digital tan llena de tribunales furibundos, divinos o sepultureros, que sigan visibles por toda la eternidad en esas «nubes» que ya no pueblan angelitos con liras, sino diablos con ordenatas... ahí acabarán todos, desde el perverso pedófilo al piropeador grosero, da lo mismo, ya que «la sexualidad infamante les iguala», dijo una jueza... ¿no será quizá una pena desproporcionada para muchos?... ¿es justa una condena tardía imponiendo penas de hoy a hechos de ayer y olvidando sus circunstancias?... y ahora sed sinceros: ¿quién a lo largo de su vida se libra de un episodio soez, un chiste inaceptable, una torpeza sexual, una inadecuada proposición?... preparaos: el Ángel Exterminador de mañana no llevará espada flamígera, sino cortapichas.