«Quiero que mis hijas salgan a la calle solas y vuelvan tranquilas»

ana gaitero | león

Una de cada tres mujeres en el mundo ha sobrevivido a alguna forma de violencia. Pero hay muchas, una ya es demasiado, que no lo cuentan. En España suman ya 39 en lo que va de año, como recordó ayer el director de Diario de León, Joaquín S. Torné, en la presentación de Adavas en el Club de Prensa, que comenzó con un minito de silencio por la última mujer asesinada en Gerona.

La Asociación de Ayuda a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencias Machistas (Adavas), que nació en 1991 tras la alarma social que produjo el caso del violador del chándal y ante el vacío asistencial hacia las víctimas, denunció ayer en las jornadas de Divulgación Social del Club de Prensa que el «juicio social» y la «culpabilización de las víctimas» planea sobre este grave problema que sufren las mujeres.

«A veces las denuncias llegan tarde o no llegan porque no hay un apoyo social a la víctima y se la cuestiona», puntualizó Lucía Lorenzana, psicóloga de la asociación y responsable del área de prevención y sensibilización. Puso como ejemplo los comentarios en internet a las noticias sobre el Me Too que supuso un río de denuncias de acoso y agresiones sexuales («¿Por qué no lo dijeron antes?»), las acusaciones a la víctima en el caso de ‘la manada’ («¿Por qué no se defendió?»)y el cuestionamiento de la conducta de Diana Quer, la joven asesinada en Galicia por el Chicle.

Además, «es más difícil denunciar a un conocido que a un desconocido», recalcó Sagrario Pérez Astoviza, coordinadora de la asociación. «¿Quién denuncia al padre?», planteó respecto a los abusos sexuales en casa que en los últimos tres años han supuesto el 61% de los casos atendidos.

«No denuncian por el desencanto que hay sobre la justicia», afirmó una mujer desde el público en el turno de preguntas. «Quiero que mis hijas salgan solas a la calle y puedan llegar tranquilas a casa», agregó. Herminia Suárez, una de las letradas impulsoras de la asociación desde Flora Tristán en 1991, apuntó que el sistema judicial está en cuestión por las «evidencias de una justicia patriarcal» y dijo que «es hora de que se formen en perspectiva de género». Casos como el juez que, con el asentimiento de la fiscal y la secretaria judicial, se mofó y llamó «bicho e hija de puta a una víctima en riesgo extremo» «no son excepcionales», apostilló.

En León, Adavas ha prestado asistencia jurídica y psicológica (más de 5.000 mujeres y niñas han sido atendidas) y desarrolla un amplio programa de prevención que ha llegado a más de 60.000 personas, de modo particular a 30.000 menores.

La asociación dispone de programas de detección de agresiones sexuales en menores —Kiko— que ayudan a desentrañar los «secretos» que las víctimas no son capaces de verbalizar, precisamente porque en muchos casos se producen en casa y están involucrados familiares en el 51% y conocidos en el 19%. «Hemos tenido agresores de todo tipo: un camionero, un profesor, un militar...», precisaron.

En prevención y sensibilización con adolescentes, destacaron el programa Despégate del Maltrato 3.0. para que reflexionen sobre situaciones en las que el abuso se disfraza como amor (control del teléfono, forma de vestir, amistades. etc.).