España tira 7,7 Mt de comida
«Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercero del mundo con más gases de efecto invernadero», según la FAO.
José Luis Álvarez | madrid
Cada año se arrojan a la basura en el mundo 1.300 millones de toneladas de alimentos. De ellos, 7,7 millones de toneladas (Mt) son desperdiciadas en España, según datos de la FAO, la agencia de Naciones Unidas para la alimentación. Estas cifras colocan a nuestro país como el séptimo país de la Unión Europea que más comida desperdicia, no solo en los hogares sino también durante los procesos de manipulación y transformación.
Para frenar todo este despilfarro, las empresas españolas de la alimentación han comenzado a tomar un papel cada vez más activo, no solo a nivel particular sino también en la concienciación de los consumidores. «Si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercero del mundo que más gases de efecto invernadero produjese». Son palabras del representante en España de la FAO, Ignacio Trueba, durante su participación en el VI Punto de Encuentro de la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc) contra el Desperdicio Alimentario, celebrado recientemente en Madrid. En este foro se abordó desde la huella hídrica que se crea al producir un alimento y la que deja cuando el producto acaba en el cubo de la basura —130 litros de agua por habitante y año, el contenido de una bañera—, pasando por las mejoras en la cadena industrial, o el cambio en los envases de los productos.
Las distintas administraciones también trabajan en reducir el despilfarro alimentario. El director de Industria Alimentaria del Ministerio de Agricultura, José Miguel Herrero, defendió la importancia de la formación y divulgación «como acciones centrales para concienciar a la sociedad de la importancia de luchar contra el desperdicio»; el impulso de buenas prácticas.
El Senado aprobó recientemente por unanimidad un informe para luchar contra el desperdicio alimentario elaborado tras escuchar durante un año a todos los sectores. El documento recoge medidas ya implementadas en otros países, como la ‘ley del buen samaritano’, para la entrega de sobrantes por restaurantes y empresas a los bancos de alimentos.