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Ateneo de médicos contra charlatanes

El Ateneo Médico Leonés. se fundó en 1934 para llenar un vacío científico en la ciudad y la provincia y que durante más de medio siglo emprendió una lucha contra las pseudociencias y el curanderismo. El cirujano Jesús Culebras repasa medio siglo de historia de un círculo científico que trajo a León a casi un centenar de especialistas de todo el país en sus años de esplendor..

El edificio del antiguo Instituto Provincial de Higiene fue el centro en el que se celebró la primera reunión inaugural del Ateneo Leonés de Cultura, con 16 médicos constituyentes. CÉSAR

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León

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carmen Tapia | león

Nació para combatir las pseudociencias de la época. Más de 80 años después los científicos mantienen su lucha contra la charlatanería que promete curaciones milagrosas. El Ateneo Médico Leonés se fundó en 1934 para llenar un vacío científico en la ciudad y la provincia de León. Sus actividades se interrumpieron durante la Guerra Civil para reanudarse de nuevo en la década de los cuarenta. En 1984 cumplió cincuenta años, época en la que alcanzó su máximo esplendor. «A partir del año 1988 empezó el declive de la institución, que terminó por desaparecer por inactividad y cese de las gestiones de sus órganos directivos», asegura Jesús Culebras. El cirujano, miembro de la Real Academia de Medicina de Valladolid y del Ibiomed de la Universidad de León, académico asociado al Instituto de España, profesor titular de cirugía y director emérito de Nutrición Hospitalaria, publica en Journal of Negative & no Positive Results un artículo en el que pone en valor el esplendor de una entidad científica que surgió en León para que la comunidad científica combatiera el curanderismo de la época.

En más de medio siglo de historia, médicos especialistas de prestigio pisaron León para participar en conferencias sobre oncología, nutrición parentelar y enteral, cirugía, trasplantes abdominales, gastroenterología, inmunología, infecciones quirúrgicas, cirugía cardiovascular, bacteriología, endoscopias, digestivo, pediatría...

«A principios de siglo XX en las ciudades en que no había universidad, los médicos se formaban fuera de su lugar de residencia. En el caso de León, las universidades más próximas y de referencia eran las de Valladolid y Salamanca. Luego volvían con los conocimientos, muchos o pocos, y los aplicaban en sus ciudades de origen. A partir de ese momento, sin trato científico con otros colegas, sin posibilidad de formación continuada y solamente al albur de lo que la opinión pública dijera de ellos, era fácil confundir la medicina científica con el curanderismo», explica Culebras en su trabajo.

Desde el año 1983, en su pleno esplendor, hasta su desaparición, en el Ateneo Médico Leonés participaron 42 científicos procedentes de toda España y del extranjero. Sólo había una mujer, África Mediavilla Martín, del servicio de Farmacología del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander.

El Ateneo Médico Leonés celebró su sesión inaugural el 26 de mayo de 1934 con 16 médicos leoneses constituyentes. Ese mismo año hubo ya site reuniones en las que el doctor García de Hoyos participó con una comunicación sobre ‘Resultados clínicos de un médico químico terapéutico de cáncer de vías digestivas’. y el doctor Ochando sobre Diagnóstico y tratamiento de la enfermedad de Nicolás Fabré. «Después del paréntesis de la Guerra Civil se reconstituyó el Ateneo y en los cursos 1941-42 y 1942-43 se editó un amplio volumen de 316 páginas en el que se recoge la labor científica desarrollada. Desconocemos la historia del Ateneo hasta 1952 por haber desaparecido las actas correspondientes a esos años. A partir de 1952 continuó su actividad científica con clicos de conferencias, simposios y cursos».

El anestesiólogo Luis Pérez Carreño, presiente en 1979, instauró el Premio Ateneo Médico Leonés, dotado con 100.000 pesetas y que en 1981, con Luis Pérez Carreno al frente,se concedió en dos ocasiones: ex aequo a Antonio Martínez Llamas, por un trabajo sobre toxocomanías en León, y a Jesús Culebras, por un trabajo sobre el cáncer gástrico. El segundo trabajo premiado en 1984 fue el realizado en el servicio de Cirugía del Hospital Virgen Blanca sobre Evolución y estado actual del tratamiento del cáncer de recto.

Premios

Los premios Teófilo Herándo, para trabajos de nefrología, financiados la Caja de Ahorros con Emilio Hurtado Llamas al frente, estaban dotados con 500.000 pesetas. Las discrepancias de los miembros de la junta directiva del Ateneo, entre los que se encontraba Jesús Culebras, con el tribunal calificador de los premios, todos venidos desde Madrid, se ponen de manifiesto durante las deliberaciones en 1984. «Nos parece absolutamente tercermundista la forma en que se estructura este premio tan suculento. Lo financia una entidad leonesa con fines sociales, lo deciden expertos de Madrid, el potencial beneficiario es siempre de fuera de León porque hoy por hoy no hay nefrólogos en la provincia y al galardonado ni siquiera se le exige que venga a León a recibirlo y exponerlo». La respuesta del secretario de la Caja de Ahorros no sentó bien a los directivos del Ateneo. 2Si el doctor Culebras lo que quiere es financiación para ‘su’ Ateneo lo que debe hacer es solicitarlo por otro conducto’. Culebras recuerda que «nos pareció ofensivo y nos retiramos de la reunión». El premio desapareció.

En esa época llegaron a León figuras como Hipólito Durán Sacristán en 1984, para hablar de nutrición parental; César Sánchez Pedrosa, que abordó ese mismo año las nuevas técnicas de imagen; Enrique Moreno González, que habló de cirugía oncológica; Dusko Jelavic, esperto en cáncer gástrico; Emilio Gómez de la Concha, con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida); Miguel Cainzos Fernández, con la infección en cirugía; Eduard Jaurrieta, con el trasplante de hígado; Jesús Herreros y el trasplante cardiaco; y Marcelo Cruz, con el abordaje de la malnutrición infantil en Países en Desarrollo.

«Después de la conferencia de Cruz no se organizaron más actos científicos en el Ateneo Médico Leonés y tampoco se convocó ninguna asamblea de socios y el relevo quedó en suspenso y las actividades científicas se terminaron».