Cambian la hora: llega el invierno
H ace unos meses la Unión Europea abrió una encuesta para consultar a los ciudadanos su opinión sobre el cambio de hora. Lo primero a destacar es que se batió el récord de respuestas. Contestaron 4,6 millones, lo que indica que este es un tema en el que los ciudadanos de Europa tenemos opinión y la expresamos sin complejos. El 84% no quiere cambios de hora entre verano e invierno. Probablemente si se nos pidiera opinión, a un porcentaje muy alto de la población, nos gustaría declarar que queremos algunas horas más de Sol en invierno. ¡Por pedir que no quede!
Me temo que el sistema solar tiene sus reglas y no nos ha consultado si queremos cambios. El tiempo que transcurre entre el amanecer y la puesta de Sol cambia a lo largo del año. En estas latitudes del noroeste peninsular, en invierno apenas transcurren 8 horas de luz solar mientras que en verano casi es el doble. Esto es lo que tiene el vivir en la Tierra dando vueltas cada día alrededor del Sol.
El ritmo humano, en buena medida, se guía mirando al reloj biológico que envía señales al cerebro y este reloj, a su vez, está influenciado por otro, al que podemos llamar solar. Y este último, es un tanto peculiar, ya que entre el verano y el invierno tiene notables diferencias. No hemos acabado. Tenemos mas. Además, está nuestro ritmo de vida que marca sus horas. Y luego está el de la hora oficial. ¡Tenemos muchos relojes y queremos que todos vayan acompasados! En esas estamos. El único en el que podemos actuar es en el reloj de la hora oficial y menudo lio hemos organizado. El cambio de hora de verano a invierno significa que amanece y anochece una hora antes, con lo que por la mañana notaremos que templa un poco antes y que por la tarde, al caer antes la noche, refresca más deprisa y hay que abrigarse un poco antes.
Ha dado la casualidad este año, de que la fecha del cambio de hora ha coincidido con una invasión de aire del Ártico, con lo que, en este fin de semana, de una forma brusca, la meteorología se ha unido al cambio de hora oficial y ha declarado por finalizado este «veroño» que hemos disfrutado. Por decirlo de otra manera, sí el cambio de hora oficial nos recuerda cada año el clima de León, la meteorología nos ha regalado más frio del que nos debería corresponder en estas fechas. El invierno ha llegado de forma oficial y meteorológicamente hablando, ha llegado puntual a su cita. Se podía hacer retrasado. ¡Pues no! Ha llegado de golpe. Sin transición. Para reafirmar que la atmósfera tiene sus reglas, esas a las que llamamos el tiempo en nuestro lenguaje coloquial, este año además de venir bajando la temperatura, lo ha hecho con viento del norte, aumentando el enfriamiento y la sensación térmica de frío. El que no haya hecho el cambio de ropa en el armario, ¡ya está tardando!
No todo van a ser malas noticias. En el año de la gastronomía de León, nuestros manjares ayudan a combatir la falta de luz, el frio y el viento. No hay mal que por bien no venga. Siempre hay motivos para la esperanza y los platos de cuchara ayudan mucho. Combaten el clima frio, el cambio de hora y la meteorología adversa.