Escaso ahorro energético
E l actual cambio horario, que es de obligada aplicación en los 28 países de la Unión Europea, está regulado por la Directiva comunitaria 2000/84/EC y tiene su primer antecedente en la Directiva 80/737/CEE del Consejo, de 22 de julio de 1980. No obstante, realmente no es la legislación europea la que introdujo el cambio entre horario de verano e invierno, sino que solo armonizó las normativas nacionales1 de los nueve países que formaban la Comunidad Económica Europea en aquel momento con el fin de reducir los efectos negativos que tendría sobre el mercado interior el que dichos países siguieran diferentes prácticas en lo que al horario de verano se refiere.
Desde entonces, se han realizado numerosos estudios sobre las ventajas e inconvenientes que tiene la aplicación del cambio horario, siendo el más reciente a nivel europeo el elaborado por el Servicio de Estudios del Parlamento Europeo y publicado en octubre de 2017 (http://www.europarl.europa.eu/thinktank/en/document.html?reference=EPRS_STU%282017%29611006). Las principales conclusiones de este estudio son las siguientes:
Por lo que se refiere al mercado interior, el estudio señala que permitir cambios horarios descoordinados entre los Estados miembros generaría un aumento de costes en el comercio transfronterizo, inconvenientes para el transporte, las comunicaciones y los desplazamientos y una menor productividad en el mercado interior de bienes y servicios.
En lo que energía se refiere, el ahorro derivado del cambio horario es bastante modesto (entre el 0,5% y el 2,5% dependiendo de la localización geográfica del país), a pesar de que originariamente ésta fue una de las principales justificaciones para su adopción.
En el sector agrícola, la utilización de nuevos equipos, sistemas de iluminación artificial y tecnologías de automatización parece haber disipado la mayoría de los recelos que suscitaban la perturbación de los biorritmos animales y los cambios en las rutinas de ordeño como consecuencia del cambio de hora, de modo que su efecto resulta bastante neutro.
Por lo que al sector de ocio y al turismo se refiere, no se han realizado muchos estudios al respecto, pero existe un consenso general en que el horario de verano permite un mayor desarrollo de las actividades de ocio al aire libre en horario vespertino y, consecuentemente, perjudicaría a aquellas que se realizan en espacios cerrados, por lo que el saldo resultante no está claro.
1. Alemania fue el primer país que introdujo, en 1916 (en mitad de la 1ª Guerra Mundial), el horario de verano, con el fin de ahorrar energía (electricidad, gas y petróleo). En los años sucesivos, el horario de verano fue adoptado por otros países europeos y por Estados Unidos.