CABARETS Y CAFÉS CANTANTES ABRIERON LA VEDA DE LA LIBERTAD
El destape llegó antes a León
Desde final del siglo XIX, los cafés cantantes atrajeron a numeroso público con sus espectáculos de vedetes internacionales y números picantes, que en los 70 se vieron en el Siroco, el Yuma, el Universal o el Hollywood.
p. infiesta | león
Desde la época del archiconocido mesías del orujo, Genarín Blanco, en las primeras décadas del siglo XX, hasta casi los ochenta, León vivió una fiebre creciente de espectáculos de cabaret y de destape. En algunos locales, fundados incluso antes (1876), como el café cantante de la calle La Paloma, número 11, que se llamó primero Café de los Montañeses y después Iberia, esa moda cambió el negocio.
El establecimiento llegó a disponer de reservados y «de un salón aparte bautizado como La Paloma donde se montaban los números. Se vio el primer destape y, tras una reforma, en 1923 amplió sus sesiones de variettes para ofrecer dos, por la tarde y por la noche», señala Roberto Cubillo, escritor que ha indagado en el listado de tabernas, figones, cantinas, bares y discotecas del último siglo en León.
El lugar, al que acudía «mucha gandaya», fue definido por Victoriano Crémer como «non santo» y se convirtió en 1957 en Fiestas River. Entre sus coetáneos, «el más fino y menos escandaloso», fue el Iris (1886), situado bajo el hotel Noriega en la calle Ancha, donde acudía gente más chic a sus espectáculos de los martes, jueves y sábados. En el torreón del Conde Luna (1882) también se llegó a instalar un café cantante tipo Moulin Rouge por la admiración que despertaba todo lo francés, que se extendía incluso a los nombres de los menús. Una moda gabacha que disgustaba al general Francisco Franco y que forzó al Lyon D’or ubicado en la esquina de la calle Ancha con el Cid a rebautizarse como León de Oro. En él actuó varias veces la famosa Lola Flores y el Caracol.
Pero, quizás, el más famoso de los cabarets fue el Hollywood (1936), que ocupó la primera casa que se construyó en Ordoño II. Se definía como el Pasapoga del Noroeste, una las salas de fiesta más bonitas de toda España, donde grandes como Frank Sinatra o Ava Gardner se pusieron a tono entre sus paredes en forma de U, bajo su papel pintado, su mármol y sus lámparas de araña. El Hollywood intentó imitar aquel ‘lujerío’, el brilli brilli y el megatrón, con un aire de sofisticación y poderío. Sirvió de ‘cuartel general’ de ocio de los jefes de la Legión Cóndor alemana que se instalaron en León y que organizaron pases privados. Miss Luane Jungle, la vedette argentina Vivianne y «fabulosas cabaretistas» pasaron por su escenario. En los 50, el dueño del local Zara (en el antiguo Oliden) afirmaba que en los cafés cantantes leoneses «las chicas enseñaban todo, todo como ahora».
Así que León, curiosamente, abrió la veda de la libertad antes de que cayera la Dictadura. Si el primer semi desnudo cinematográfico lo protagonizó Ana Belén, en El Amor del Capitán Brando, al interpretar a una joven profesora espiada por sus alumnos, en León los primeros topless en época de Franco y los primeros desnudos se vieron en la sala Siroco, al principio de San Andrés del Rabanedo. Fue el establecimiento indiscutible de los 60 y 70, «donde se iba en taxi para dejar poco rastro», ironiza Roberto Cubillo. Sobre sus suelos enmoquetados desfilaron las chicas de bronce, la supervedette chilena Maribel Dart y más tarde Violeta Pirelli, que eclipsó a muchos leoneses. El Siroco a las afueras de León, y el Yuma (Doctor Fléming)y el Universal (en Guzmán) en la capital monopolizaron el negocio. «El dueño del Yuma poseía también una chocolatería en Alcázar de Toledo llamada Triber, y a las cuatro de la mañana se llenaba, porque se acercaban las chicas que habían actuado a tomar una taza», recuerda. El Universal, que comenzó siendo lugar de baile se fue haciendo más picante con los años.
Estos verdaderos templos de la noche e incluso del día, fueron fagocitados por la irrupción de las discotecas y los cambios sociales. Igual que «el landismo» de Pajares, Esteso y el propio Alfredo Landa, con las playas, las suecas y Nadiuska generaron espectáculos socarrones y paternalistas en relación al destape, en León aquellas actuaciones de ‘estrellas’ ligeras de ropa fueron perdiendo intensidad. Para ligar en la postguerra, nuestros padres y abuelos iban al Paraíso, un merendero formal. Hoy se lleva la palma internet.