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DESAFÍO DE LA SALUD PÚBLICA

Una salida para el alcoholismo

El alcohol como desafío de salud pública y social. Más de un millar de personas son atendidas cada año en la Unidad de Hepatología del Caule por daño hepático debido al alcohol. El abuso del alcohol es la principal causa de esta enfermedad que está detrás de una de cada veinte muertes y el 5% de las enfermedades. Con motivo del Día Mundial Sin Alcohol, Arle sale a la calle en León para sensibilizar a la población. Más de 300 personas acuden cada año a sus terapias de grupo

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que el alcohol produce 3,5 millones de muertes al año en el mundo. El alcohol está detrás del 6% de las muertes, el 8% en varones y el 4% en mujeres. Accidentes vasculares, cánceres, pancreatitis crónicas, cirrosis hepática... enfermedad mental.

El alcohol es responsable de más accidentes de tráfico, incidentes de violencia doméstica y enfermedades de transmisión sexual sobre todo cuando se consume en forma compulsiva, más de cuatro bebidas en menos de dos horas para hombres y tres para mujeres.

Entre el 15% y el 25% de los accidentes labores tienen que ver con el alcohol y más de la mitad de los trasplantes de hígado se deben al exceso de alcohol. Cuando una de las más de mil personas que son atendidas como nuevos casos en la Unidad de Hepatología del Hospital de León por daño hepático debido al alcohol su vida ya ha sufrido un enorme deterioro. Europa lidera el ranking de consumo de alcohol y en España, el noroeste peninsular también está entre las regiones con una de las tasas más altas de bebedores crónicos de alcohol «Está en nuestra cultura», apunta el jefe del Servicio de Digestivo del Caule, Francisco Jorquera.

Los estragos del alcoholismo son considerados un problema de salud pública de primer orden. Es una enfermedad crónica y un tipo de drogodependencia, recuerda la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de León (Arle).

La dependencia física se revela por sí misma, cuando se interrumpe la ingesta de alcohol, con síntomas muy claros como la tolerancia, cada vez mayor, al alcohol y enfermedades asociadas a su consumo. La dependencia psíquica se pone de manifiesto cuando la persona siente que sin alcohol no puede continuar su vida diaria y necesita consumir para sentirse más válido y suplir aquellas carencias que cree tener a nivel personal.

«Al principio se va desarrollando una gran tolerancia al alcohol, en la que la persona parece tener mucha capacidad para metabolizarlo sin que aparentemente afecte a su organismo, ni a su comportamiento», explican en la asociación leonesa.

«Con el tiempo, surge la necesidad de beber con más frecuencia y al prolongarse esta situación, el alcohol se convierte en parte indispensable en su vida. Todos los momentos están relacionados con el consumo de alcohol o con sus consecuencias. La persona necesita beber», añade Arle.

Alucinaciones, temblores, excusas para beber, problemas en la lengua, absentismo laboral, sudores, taquicardia, lagrimeo, insomnio, calambres... La sintomatología del alcoholismo tiene un amplio abanico de alertas en el cuerpo. Pero aún así resulta muy difícil que sean escuchadas por quien las padece.

«Reconocer el problema es el primer paso», admite Aurelio Gil, presidente de Arle. A partir de ahí, añade, «el camino es largo y duro, muy duro, pero ha posibilidades de rehabilitación». Aurelio Gil sabe muy bien de lo que habla.

Es una de las miles de personas que han dejado el alcohol con el programa de rehabilitación de Arle. No le importa confesarlo. Otras personas prefieren dar su testimonio desde el anonimato. «No es fácil decir que no, no es fácil tomar la decisión, no es fácil porque es una lucha interior», explica una mujer que lo había perdido todo y logró un empleo cuando estaba en la última fase de la rehabilitación.

Arle nace en 1971 por iniciativa del psiquiatra Valentín Melón y la trabajadora social de la Diputación Olga Cobo. Detectaron una situación alarmante en la provincia, especialmente en las cuencas mineras. La terapia de grupo, en la que se aúnan el saber científico y técnico —psicoterapia— con la ayuda mutua es la herramienta que se ofrece tanto a personas alcohólicas como a sus familiares. En 1993, hace 25 años, Arle organiza un programa terapéutico por fases que se imparte en la actualidad y con el cual ayudaron el año pasado a 320 personas, así como 22 en el grupo específico de mujeres y 96 en el programa penitenciario. Actualmente se enfrenta al cambio de los patrones de consumo de alcohol, como la combinación con otras sustancias, el consumo asociado a patologías mentales, los enfermos alcohólicos procedentes del centro penitenciario, la incorporación de más mujeres al programa y el alcoholismo a edades más tempranas.

Las actividades de socialización y de reinserción social son otra pata del programa. «Es necesario que tanto el enfermo alcohólico como su familia dispongan de un entorno libre de drogas para disfrutar de su ocio y descubrir alternativas al consumo de alcohol», puntualiza Arle. Las actividades de reinserción son imprescindibles «para que se movilicen y se pongan en funcionamiento las capacidades, los recursos personales y las herramientas necesarias de las que se dota a lo largo de la rehabilitación», explican. Hoy, con motivo del Día Mundial Sin Alcohol, Arle estará en la plaza de Santo Domingo.

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