Diario de León

CORNADA DE LOBO

Marrón y turrón

Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Marean otra vez a una perdiz que por podrida, más que por infeliz, ya nos da por la nariz... y hasta por el culo. Hablamos de las cajas (de ahorro) en su sinónimo de ataúdes. Nuestro parlamento nombró una comisión para investigar la crisis financiera que llevó al despeñadero a esas cajas y, tras veinte meses de reuniones y comparecencias, elaboró un informe que aún no es público, sólo filtraciones, y que únicamente firmarán populares y socialistas, los más necesitados de que sus conclusiones sirvan de palangana para lavarse la cara sucia con que salieron de la orgiástica merendola. Ahí nos dicen que «el problema de las cajas no era su politización», aunque acepta que «la presencia e influencia de los poderes públicos o partidarios (especialmente en niveles autonómicos y locales) era algo generalizado y se ha podido constatar que este dato no fue necesariamente positivo»... y en fin, que la culpa estaba en viejas prácticas y nuevas inercias (hipotecas, preferentes): «lo que hay detrás de las malas praxis que se dieron en muchas entidades de crédito, tanto bancos como cajas de ahorros, son determinados grupos de personas muy concretos con motivaciones e intereses particulares», dicen sus señorías comisionadas.

Enorme descubrimiento, dijo Peláez, ¿intereses particulares?... cuánta novedad... pero lo que de verdad importa, señorías, es saber cómo y por qué esos intereses privados pudieron trenzarse tan cómoda y cómplicemente con políticos y síndicos a los que suponíamos en sus consejos de administración para velar por el interés público (listos ellos: cuando después sentaron algunos en banquillos por tarjetas black, pillaje o expolio, se exculparon divinamente alegando desconocer el intríngulis bancario; y que ellos firmaban, sí, pero fiándose del «marido» como cualquier infanta o mujer de tesorero).

La manteca es lo que cuenta. Y aquí interesa la de una Caja España fané que se arrimó a Duero como se arriman las putas viejas al soto del río. Y Sócrates, coñeando: ¿sólo el político chori se jala el marrón?... el turrón gordo ¿no se lo llevaron otros?, ¿os paga doña Ceguera?, ¿y qué galgo le echásteis?...

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