CONFERENCIA SOBRE LA PENA DE MUERTE
«Son tiempos difíciles, la gente tiene miedo y levanta muros»
El responsable de Sant’Egidio en Barcelona, Jaume Castro, alerta en León del aumento de los nacionalismos Ofrece una conferencia sobre la abolición de la pena de muerte.
carmen Tapia | león
El responsable de la comunidad de Sant’Egidio en Barcelona, Jaume Castro, alerta en León del incremento de los nacionalismos «y de los itinerarios identitarios». Castro visitó ayer la ciudad en colaboración con Amnistía Internacional dentro de la campaña en contra de la pena de muerte. «Vivimos un tiempo difícil donde crece el miedo y la rabia, lo vemos en muchas reacciones. Después de unos años en los que parecía que todo se podía globalizar como la economía y los medios de comunicación, ha faltado una globalización espiritual y la gente quizás tiene miedo de este mundo y hay una tendencia a levantar muros. Parece que la gente tiene nostalgia del pasado».
Opina que en la sociedad actual «faltan buenas noticias» porque se produce un contagio del pesimismo. «Falta audacia de comunicar y contagiar el amor y un espíritu nuevo».
Sant’Egidio es una asociación pública de laicos que se caracteriza por promover encuentros internacionales de oración por la paz. La comunidad nació hace cincuenta años y está presenta en 70 países con más de 70.000 personas «con el Evangelio, con los pobres y para construir una convivencia».
Pero además de la oración, Castro explica la participación directa de la comunidad en acuerdos para la abolición de la pena de muerte en Monzambique. «Después vinieron otras preocupaciones en África y los conflictos de Libia y Siria, donde buscamos caminos de paz».
La comunidad Sant’Egidio propuso una moratoria internacional de la pena de muerte hace cincuenta años «y desde entonces se abrió esta posibilidad a varias ciudades del mundo. Ciudades por la Vida, ciudades contra la pena de muerte, ha visto como más de 2.100 ciudades de todo el mundo han iluminado los monumentos más significativos para decir un sí a la vida. Es una invitación a luchar por la vida». Una iniciativa a la que se ha sumado León.
«La oración es el punto de partida, del encuentro, y nos permite abrirnos y ver la realidad con los ojos de Jesús, y después nos hace abrirnos al encuentro con los demás. Somos cada vez más. Allí donde hay una comunidad de Sant’Egidio hay un encuentro con la oración. Empezamos en Roma en 1968. Oramos por los enfermos y por la paz, una paz que hoy es más necesaria que nunca. Recordamos el nombre de los países y tierras sacudidas por la guerra y la violencia. Pero también está la implicación concreta y personal. Estamos convencidos de que estar al lado de los pobres es construir un futuro de paz».
El cambio
El responsable de la comunidad cree que el mundo puede cambiar. «Pero el primer cambio empieza en nosotros mismos. El encuentro con el Evangelio ha sido siempre la luz de nuestros pasos. Creemos que hoy caminamos hacia una sociedad de la convivencia. En las ciudades hay personas de diversos orígenes, culturas y religiones y estamos convencidos de que el camino es el encuentro y el diálogo».
Recuerda que el papa Juan Pablo II reunió en el año 1986 a los líderes religiosos mundiales. «Creemos que es una visión del futuro en la que cada tradición religiosa y cada cultura se pueda encontrar una al lado de la otra, no una contra la otra, con el convencimiento de que cada tradición se pude encontrar con los demás».
Para Castro la juventud lo tiene más difícil en los tiempos actuales. «Hay mucha inestabilidad, miedo al futuro, falta de trabajo. Pero también hay una costumbre de hablar mal de los jóvenes. Pienso que en los jóvenes hay unas ansias profundas de felicidad y de cambio, de cosas verdaderas. Una amistad global y aportarán una respuesta más humana».
La lucha contra la pena de muerte «es una larga historia» como la de la esclavitud y la tortura «que aunque se haga a escondidas está mal vista en el mundo. El mundo va hacia la abolición de la pena de muerte».
127 países votaron a favor de la pena de muerte en la última convención de Ginebra, la última vez fueron 117. Malasia, Guinea, Burkina Faso se han incorporado recientemente. «Pero crece la violencia descarnado. La abolición de la pena de muerte es un signo claro para desacreditar cualquier tipo de violencia».