Diario de León
Publicado por
CORNADA DE LOBO GARCÍA TRAPIELLO
León

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Maldiciones por la boca han salido de aquí contra el alcalde de Valladolid por declarar que quiere que el dinero público no se disperse tanto y revierta más en el centro «natural» de esta región... y que el emigrante regional no se las pire tan lejos y se quede en corto a engordar su ciudad, a inflar una Pucela que ya es a la fuerza insaciable por haber nacido bien cebadita, resultona y regalada (que san Pedro Regalado sea su patrón quizá ya indicaba algo). Normal. Pero aquí todos reconocen que quieren alcaldes así, como Óscar Puente, tipos echaos palante que se partan el culo por el interés de su pueblo y que se muevan para traer, más que para sacar. Ese alcalde está en su papel.

Y también era previsible que esa ciudad con sobrepeso quiera ahora doble ración, y más y más cada vez. Lo dicho, insaciable... y también inevitable, imparable: el futuro va de grandes ciudades, lo dicen China, América, Europa... y las demás, a menguar y «a la mierda, albañiles, se acabó la masa». Seguirá, pues, creciendo Valladolid como un monstruo de las galletas, aunque tampoco tardará en pagar su condición de «ciudad innecesaria»... y tras su «salida de alazán burgalés, parada de burro manchego».

Pero como se ve que eso sería a costa de León, aquí además le dan al socialista Puente el título de simpático joputa y le izan al mismo altar donde se le pone en bolas al popular León de la Riva, aquel mirlo en botella, boca chistosa si ve morritos, el que quería para él solo todo el aerotransporte regional, pero mandándonos un coche de línea a recoger lo periférico.

Total, el León que mengua maldice, pero sigue sin querer ver dos obviedades: una, el dinero leonés es el que primero emigra (huye, cobarde) porque los que se enriquecen no reinvierten aquí su ganancia... y dos, no sabemos si nuestros políticos son servilmente vicarios o cobran más por ser simplemente sicarios. Que nadie culpe, pues, a ese alcalde de estas dos desgracias, ni quiera tampoco consolarse jaleando la tirria vecinal con aquel viejo refrán de «Polvo, moscas, gitanos y ganas de ser Madrid... ¡Va-lla-do-lid!».

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