Reconciliación

Sin memoria no habrá perdón y sin perdón no puede llegar la reconciliación, eso que Pablo Casado reivindica pero no explica. Como cualquier ley, puede que la actual tenga sus excesos, pero, insisto, para que los españoles superen la guerra tienen que ser capaces de escuchar lo que hicieron a ‘los otros’, deben salir de las zanjas en las que siguen enterrados después de 80 años, entre la soberbia del ganador y el odio del vencido. En esa dialéctica seguimos y en ella continuaremos si no somos capaces de imaginar la posibilidad de que ‘el otro’ lo sea un poco menos, de que tal vez tenga más que ver con nosotros mismos de lo que pensamos.

Ha llegado Pedro Sánchez a México y su primera visita ha sido a la institución creada por los republicanos españoles, muchos de ellos leoneses, que se convirtió en el centro intelectual del país azteca. El Colegio de México es un gran desconocido en España a pesar de que su aliento se debe al exilio. Cientos de refugiados huyeron de la muerte y la cárcel y enriquecieron el país que Cárdenas les abrió. Entre ellos, médicos y científicos, poetas, compositores, arquitectos e ingenieros, cineastas... Los nombres son de sobra conocidos por todos. Lo que puede que no sepan es que el franquismo se encargó de borrar sus expedientes, les desalojó de los honores profesionales que habían conseguido, pisó su identidad civil, fusiló, en suma, su existencia. Los colegios profesionales fueron parte activa en este campo de concentración virtual con el que se silenció la obra de los que habían contribuido a la evolución de España. Muchos siguen sin ser reparados. También ocurrió con los que se quedaron. Mi abuelo fue encarcelado y, cuando salió de prisión, le depuraron de su puesto en la Facultad de Veterinaria. Mientras, los que le habían denunciado eran reconocidos y agasajados. Uno de ellos, un ingeniero de minas con apellido alemán, conserva aún la calle en un pueblo minero de la provincia. Espero que la ley de reconciliación de la que habla Casado ayude a reparar y a reconocer esta situación, pero no tengo demasiadas esperanzas.