110 ANIVERSARIO
«El último año fue largo, pero pienso vivir más»
Saturnino de la Fuente se convertirá el viernes en el hombre más longevo de la provincia con 110 años. «Vida tranquila, ese es el secreto. No tomo pastillas y no me duele nada» .
Saturnino de la Fuente García nació oficialmente el 12 de febrero de 1909 en Puente Castro, pero él asegura que su madre le parió unos días antes, por eso celebra su cumpleaños el día 8. Soplará 110 velas y se convertirá en el hombre más longevo de la provincia de León. Se casó a los 24 años con Antonina Barrio Gutiérrez y tuvieron ocho criaturas, siete hijas. De oficio zapatero, en el barrio de Puente Castro lo conocen como pepino (por el nombre de su madre, Pepa).
No toma ninguna pastilla y hasta hace cuatro meses no necesitaba ayuda ni para ducharse. Le gusta jugar a las cartas y ver en televisión los partidos de fútbol. Es un gran aficionado porque en su juventud jugó en la Cultural en Puente Castro.
—¿La vida ha sido corta o larga?
—El último año ha sido larga.
Sus hijas, pendientes de este hombre afable al que hay que hablar alto porque lo único que le falla pasado el siglo de vida es el oído, aseguran que hace unos meses tuvo que ingresar en el hospital por un cólico nefrítico del que se ha recuperado bien, pero que le dejó un poco menos ágil.
Saturnino, sin salir del país, ha vivido varias españas. La de la monarquía de Alfonso XIII, la de la dictadura de Primo de Rivera, la Guerra Civil, la dictadura de Franco, la llegada de la democracia y la alternancia política en el Gobierno.
—¿Qué le ha enseñado la vida?
—Que lo mejor es vivir tranquilo y llevarse bien con todo el mundo. No hacer daño a nadie. Siempre me he llevado bien con la gente. Ahora también. He trabajado mucho.
—¿Cuál es su oficio?
—Zapatero. Trabajé como oficial en la calle La Rúa y luego me instalé por mi cuenta. Hacía zapatos para la Revoltosa. Trabajaba ocho horas y en casa también hacía zapatos, con la ayuda de mi mujer, que falleció hace 37 años. También falleció a mi hija con 83 años.
—¿Tiene miedo a la muerte?
—Si. Siempre he dicho que poco y buena muerte.
—¿Se siente con la edad que tiene, 110 años?
—Cuando estuve ingresado pensaba que ya tenía que descansar, pero ahora estoy bien. No me duele nada y pienso vivir muchos años más. Todos los que Dios quiera. Toda la vida he dicho que llegaría a los 120. Creo que soy el hombre con más edad de León y la concejala del Ayuntamiento vendrá el viernes a felicitarme
—¿Cuál cree que ha sido el secreto para llegar hasta aquí?
—He tenido suerte. Ni he fumado ni bebido. Como de todo. He caminado mucho y me encuentro muy bien.
Sus hijas apostillan que esa misma mañana tomó medio litro de leche con pan migado para el desayuno y un buen plato de garbanzos en la comida.
—¿Le quedan amigos?
—No, solo familia.
Saturnino tiene seis hijas, 14 nietos y 22 biznietos.
Sus hijas Ángeles, Rosi, Carmen Nieves, María Jesús y Mari, que vive en Madrid, conservan fotografías, ya en color sepia, de la infancia de su padre. En una aparece una familias numerosa en la que él es el más pequeño.
—Todos son muy queridos para mí —dice señalando con el dedo—. Toda la familia nos llevábamos muy bien, nos queríamos.
En esa instantánea de estudio están sus padres, el leonés Salustiano y la asturiana Josefa, y sus hermanos Miguel, Ángel, Manolo y María.
—¿Qué le queda por hacer?
—Nada. Estoy bien. La vida no está asegurada. Solo vivir tranquilo.
—¿Es creyente?
—Si. Soy devoto del Sagrado Corazón de Jesús, pero he ido poco a rezar a la iglesia.