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Publicado por
GARCÍA TRAPIELLO
León

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Maldita burla airada la que se gastan algunos al referirse a la memoria histórica y a la vergüenza nacional de los miles de españoles que siguen maldurmiendo el sueño de los injustos por toda la geografía-cuneta de un país en el que sigue haciendo gracia la infamia de impedir la paz de los muertos.

Esther Muñoz, senadora por León, parece ser de los que suben a ese carro y, desde él, soltó su petardo el martes en el Senado: «Quince millones de euros, hombre, ahí no hubo error. Quince millones para crear una verdad de Estado. ¡Quince millones de euros destinados a que ustedes desentierren unos huesos en lugar de mejorar los salarios de jueces y fiscales!». La escandalera que provocó en los medios y la escurribanda que improvisó ella para sacar la pata del caldero han sido memorables: «no, yo me refería a los huesos de Franco», vino a decir después amagando una disculpa para aplacar la avalancha que se le vino encima.

Peláez dijo: «falso, si se hubiese referido a Franco, jamás lo hubiera llamado «huesos» porque entonces agraviaría a los suyos, especialmente a los futuros socios voxeadores; y lo de destinar ese dinero a pagar más a jueces y fiscales ¿hay que entenderlo como un premio a las vuecencias que obstaculizan estos asuntos o a su inhibición de actuar contra los asesinos cada vez que se exhuma uno de estos cuerpos que son prueba definitiva de no estar prescritos los crímenes?... ese es el verdadero pánico disimulado con sornas o arremetidas, puro terror a que puedan salir a la luz cuentas pendientes con la justicia más elemental y apellidos familiares o del propio bando, algo que por otra parte no es el objetivo de las familias que buscan a sus muertos (al menos hasta ahora) cuando estarían en su perfecto derecho a saber quién y por qué se asesinaba a hermanos españoles sin razón, sin proceso, con vileza o nocturnidad a manos de escuadras de la muerte que, además, vieron galardonada su vesania, aquella su demencia furiosa... y si esto se atreven a decirlo en público, como esta señora en el Senado, ¡cuánta burla y furia no excretarán en privado!».