DEBATES
«Muchas madres sienten que no son buenas si no dan de mamar»
BEATRIZ GIMENO / Política y escritora feminista
Hace treinta años, cuando tuvo a su hijo, Beatriz Gimeno decidió no darle el pecho. Lo que ella se pensaba que era natural convirtió su posparto en un «infierno de presiones por parte de las enfermeras, la matrona, los médicos...», asegura la política, activista y escritora feminista. Gimeno presenta hoy en León su libro La lactancia. Política e identidad. Invitada por la Asociación Feminista Leonesa Flora Tristán su charla está prevista a las 19.00 horas en la Fundación Sierra Pambley. A las 18.30 se representa el espectáculo teatral ¿Por qué?, basado en la obra de Angélica Lidell, con Mariángeles Alonso y dirección de Marieta Monedero.
—¿Qué le movió a escribir este libro sobre la lactancia?
—Dos razones. Cuando fui madre decidí no dar de mamar y algo que yo creía que era normal resultó que no lo era. Mi posparto fue un infierno de presiones por parte de las enfermeras, la matrona, los médicos...Se negaron a retirarme la leche y no me daban biberones para que el niño llorara de hambre y así yo me sintiera presionada. Aunque eso lo olvidé, años después escribí un artículo en Píkara Magazine sobre el tema y supuso una explosión. Fue el artículo más leído y más polémico de todos. Y recibí decenas de cartas de mujeres que me daban las gracias porque se sentían muy mal al haber decidido no dar de mamar y encontrarse con muchísimas presiones. Alguna estaba incluso en tratamiento psicológico; muchas estaban muy deprimidas. Así que vi que algo pasaba. Desde entonces no he dejado de recibir cartas dándome las gracias, aunque también he recibido amenazas.
—¿Hay actualmente un discurso dominante que presiona a las mujeres para la lactancia natural?
—Clarísimamente sí.
—¿Dar el pecho es feminista?
—Dar el pecho ni es feminista ni deja de serlo. Lo que es feminista es apoyar lo que las mujeres escojan y procurar que se sientan bien y sin culpa independientemente de cual haya sido su elección.
—En otras épocas (años 60-70) la tendencia, avalada e impulsada médicamente, era la lactancia artificial. ¿Por qué?
—En realidad, las mujeres siempre han tratado de librarse de la lactancia. Si se estudia la historia de la misma se podría resumir como la historia de cómo las mujeres han tratado de librarse de la lactancia. En los 60 se juntan muchos factores; uno de ellos es el deseo de las mujeres pero también coincide con que en esos años los médicos querían empoderarse mediante el control de la crianza y, por último, sin duda las empresas de leche de fórmula eran poderosas.
—Lo personal es político, ¿practiquen lactancia natural o artificial, se dedica el suficiente tiempo de permiso laboral para la crianza?
—Pues depende. En realidad, se dedica más que nunca. Y no hay un tiempo que sea el adecuado. Los niños y las niñas han sido criados por vecinas, por hermanas mayores, por nodrizas o niñeras…en general las madres, excepto las ricas (y estas los dejaban con niñeras) no tenían mucho tiempo entre hijo e hijo y su trabajo.
—¿Los padres deben tener el mismo tiempo de permiso de paternidad que las madres de maternidad?
—Pienso que sí, que es imprescindible para alcanzar la igualdad.
—¿Qué quiere decir que la lactancia es una cuestión identitaria?
—Que se ha convertido en una parte muy importante de la identidad femenina. Muchas madres sienten que no son buenas madres, que han fallado, si no dan de mamar. Es decir, se sienten madres y mujeres a través de la lactancia. Eso no ha pasado nunca antes.
—¿Qué medidas habría que tomar para que el rol de los cuidados deje de ser algo casi en exclusiva de las mujeres?
—Pues para empezar los permisos paternales para que los padres se puedan implicar en la misma medida, y en segundo lugar que la parte del cuidado que se pueda hacer fuera de casa se haga mediante servicios públicos gratuitos y de calidad. En la medida en que los niños sean cuidados por madres y padres en igualdad, ellos mismos reproducirán luego esos comportamientos.