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El salario mínimo pone en jaque los centros especiales de empleo

Asprona-León llena el Club de Prensa y visibiliza los retos ante el envejecimiento

Joaquín Torné, Pedro Barrio, Ana Gaitero, y José María Martínez, presidente de Asprona-León, ayer en el Club de Prensa. MARCIANO PÉREZ

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ANA GAITERO | LEÓN
León

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De ciudadanos de segunda a personas de pleno derecho. Así resumió José María Martínez Muñoz, presidente de Asprona-León, el cambio hacia las personas con discapacidad intelectual en los últimos 55 años, desde que un puñado de familias se reunieron en un local municipal para fundar la entidad.

De la hucha a un engranaje asistencial sostenido con fondos públicos y de la buena voluntad a la profesionalización. Pero, sobre todo, de ser invisibles a demostrar a la sociedad que «las personas con discapacidad intelectual no tienen límites», añadió.

La «entidad social más grande de la provincia», como dijo Pedro Barrio, fue la encargada de abrir ayer en el Club de Prensa de Diario de León el II Ciclo de Conferencias de Divulgación de la Labor Social en León.

Y lo hizo dando voz a sus protagonistas a través de Diego Abad, quien desde el mes de noviembre es el representante de las personas con discapacidad intelectual en la junta directiva de Plena Inclusión Castilla y León. El joven fue el rostro visible de las más de 600 personas atendidas en los 30 centros con que cuenta Asprona-León en la provincia y de las 150 que trabajan en sus centros especiales de empleo o enclaves laborales en empresas ordinarias. Diego Abad señaló que su labor de apoyo a la junta directiva de Plena Inclusión se ha visto respaldada por Asprona-León y todos sus compañeros y recordó que «sólo soy la voz. Afortunadamente todas las personas con discapacidad hemos recuperado el derecho al voto. Gracias a las asociaciones como la nuestra» han conseguido que se les considere «iguales, iguales en condición, iguales en derechos», precisó desde el atril.

También reivindicó el cambio de denominación de las personas con discapacidad en la Constitución. «Es un gran avance aunque parezca pequeño, porque las palabras duelen y sobre todo cuando nos definen de forma despectiva», dijo.

Aún «queda mucho por hacer», subrayó. Y entre los retos que ayer se pusieron sobre la mesa se encuentra la sostenibilidad de los centros especiales de empleo, como apuntó Pedro Barrio.

El gerente de Asprona-León remarcó que la «subida del salario mínimo interprofesional nos coloca en igualdad de condiciones que otras empresas. Ya no somos más baratos y necesitamos del compromiso de las empresas, con su responsabilidad corporativa, y de las administraciones públicas para garantizar el empleo».

Asprona-León es una empresa de economía social que suma más de 350 puestos de trabajo, incluyendo los de las personas con discapacidad intelectual. Dispone de más de 15 rutas de transporte, «más que líneas municipales de autobuses en León», para trasladar a las personas a centros de día y otras actividades y un servicio de cátering «que es una referencia gracias al nivel alcanzado». También cuentan con servicio de lavandería y limpieza.

Otro de los retos es la atención a los procesos de envejecimiento en las personas con discapacidad intelectual. En este sentido, Pedro Barrio esbozó el proyecto para investigar la aparición de demencias y alzhéimer en personas con síndrome de Down. Asimismo, quieren evitar el desarraigo del entorno natural con programas que integren la atención a personas con discapacidad intelectual y personas mayores como ya se hace de forma pionera en el centro de día de Castrillo de la Ribera con el respaldo de la Gerencia de Servicios Sociales.

Diego Abad, en primer término, entre el público que llenó la sala. M. P.

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