La actriz mexicana de ‘Roma’
Marina de Tavira, nominada al Óscar como mejor actriz secundaria, cuenta que cada día de rodaje era como «la vida misma» sin guión y rodeada de actores noveles .
ALICIA GARCÍA DE FRANCISCO | LOS ÁNGELES
Sin guión, por deseo expreso e intencionado de Alfonso Cuarón, rodar Roma fue «enfrentar la situación como en la vida misma, con sorpresas, caos y pequeñas trampas que no esperabas», asegura a Efe Marina de Tavira, nominada al Óscar a mejor actriz secundaria.
Llegará a la gala de este domingo en Los Ángeles tan contenta como sorprendida y agradecida, por ser «una actriz mexicana que está con esas actrices tan reconocidas», asegura sobre sus compañeras de nominación, nada menos que Amy Adams (El vicio de poder ), Emma Stone y Rachel Weisz (ambas por La favorita ) y Regina King (El blues de Beale Street ).
Será un profundo orgullo para ella competir con esas actrices y hacerlo además con «una película en español, que habla de México» y que ha sido «un regalo de la vida, largo, exhaustivo pero inolvidable».
Desde su primera proyección pública en el Festival de Venecia —donde se llevaría el León de Oro a la mejor película— la recepción de Roma ha sido «maravillosa» y le ha permitido a De Tavira (Ciudad de México, 1974), conocer a «gente increíble». Pero las sorpresas empezaron desde el primer día de rodaje, cuando De Tavira y sus noveles compañeros de reparto supieron que Cuarón no tenía ninguna intención de dejarles leer el guion.
Cada día, al llegar al set, les contaba lo que se iba a rodar en esa jornada, así que empezaban a actuar solo conociendo las situaciones y sin ensayos previos, lo que tuvo «unas consecuencias increíbles» para el filme, una frescura y naturalidad imposibles de lograr de otro modo. Era, recuerda De Tavira, como ir «resolviendo las situaciones como en la vida real», según se presentaban. «Con todos los que yo trabajé eran actores noveles, sin formación actoral. Yo llevo muchos años haciendo teatro con una técnica muy particular y tuve que ajustarme la primera semana a esa forma de aproximarse a la actuación más espontánea, no tan pensada y analizada», explica.